Tomado de:5 grandes mentiras de la historia
Es importante saber distinguir entre la realidad y el mito o la ficción.
A continuación te mostraremos cinco grandes mentiras de la historia.
El caballo de Troya
Si bien es cierto que existió una larga guerra entre griegos y troyanos,
a veces se ha magnificado esta situación, a través de las epopeyas. La
guerra que duró diez años se debió a un affaire entre Paris -troyano- y
Helena -esposa del rey de Esparta-. En un momento dado, los griegos
llevaron un gran caballo de madera a modo de ofrenda de paz y, una vez
dentro de Troya, un montón de soldados ocultos dentro de él atacaron la
ciudad. Sin embargo, se dice que en realidad fue un ariete (arma de
asedio utilizada para romper grandes puertas) en forma de caballo y no
la impresionante escultura de la que normalmente se habla.
Ana Anderson y Anastasia
Con la llegada de los bolcheviques tras la Revolución Rusa, era
impensable para el pueblo que la familia real de los Romanov siguiera
gobernando. Por lo cual, en 1918 mataron al zar Nicolás II, su esposa y
sus cuatro hijas, para evitar así herederos que pudieran reclamar el
trono años después. Como no podía ser de otra manera, muchas personas
dijeron ser miembros de la familia real que habían logrado escapar de la
matanza. La figura más conocida fue Ana Anderson, una joven que
afirmaba ser la princesa Anastasia -la más joven de la familia-, y a la
cual se le dio una especial importancia por su increíble parecido físico
y su amplio conocimiento de la familia Romanov.
Ana Anderson perdió el juicio para reclamar la herencia, aunque mantuvo
su teoría hasta 1984, año en que falleció. Años más tarde se
descubrieron restos de la familia real rusa y se comprobó mediante
análisis de ADN que ninguno de los Romanov había logrado escapar en el
año 1918.
El cráneo de Piltdown
Una vez conocida la teoría de la evolución de Darwin, muchos científicos
se empeñaron en encontrar el llamado eslabón perdido. Sin lugar a
dudas, el caso más difundido fue el del arqueólogo Charles Dawson en
1910, que afirmaba haber encontrado el cráneo del llamado hombre de
Piltdown. Tras muchos años de investigaciones en los que este nuevo
hombre no encajaba, por fin en 1950 se descubre la farsa. Realmente, el
cráneo pertenecía a un orangután y tan sólo tenía 600 años de
antigüedad, pero la manipulaciones realizadas en él -por ejemplo, el
manchado de los dientes o de la forma del cráneo- lo hacían parecer
real.
Hoy en día no se sabe a ciencia cierta quiénes son los culpables de esta
mentira de la historia científica, aunque todo apunta a Martin A.C.
Hinton, un voluntario en el museo, ya que se encontró huesos que habían
sido teñidos exactamente de la misma forma que los del supuesto hombre
de Piltdown.
El affair de Bill Clinton
Cuando un periodista develó que el presidente de los Estados Unidos
tenía una relación con una becaria llamada Mónica Lewinsky, él lo negó.
Sin embargo, los jueces se dedicaron a investigar y descubrieron la
verdad gracias a dos trabajadoras de la Casa Blanca: Paula Jones y Linda
Tripp. Mientras tanto, los abogados del Presidente lo hicieron negar
todo bajo juramento.
Fue el fiscal Kenneth Starr quien logró que Clinton confesara su
relación. Tras el escándalo, la Cámara de Representantes votó para
destituir al presidente quien, a pesar de todo, tenía altas cotas de
popularidad. Se lo acusaba de perjurio y obstrucción de la justicia,
pero los sentimientos del pueblo por este querendón presidente lo
absolvieron.
Propaganda Nazi
Hitler y su ministro de propaganda, Goebbels, lanzaron durante su
gobierno una fuerte propaganda antisemita para hacerle entender al
pueblo alemán que los judíos eran el enemigo. De esta forma se logró
convencer al pueblo alemán de que los judíos eran los culpables de todos
los males de Alemania, difundiendo mentiras como que en la Edad Media
habían utilizado sangre de niños cristianos para hacer el pan sin
levadura que se come durante la Pascua judía. No en vano es de las
frases más conocidas de Joseph Goebbels que "Una mentira repetida mil
veces se convierte en una realidad."
Y teniendo en cuenta la frase final de la propaganda nazi, podemos ver
que las mentiras más grandes de la historia se han consolidado
repitiendo una y otra vez la misma historia.
Fuente: ojocientifico.com
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