sábado, 27 de julio de 2013

La GeoPolitica del MIEDO

Tomado de: La geopolítica del miedo


El miedo se produce por un sentimiento de inquietud causado por un peligro real o imaginario, y acaba consolidándose como una sensación de inseguridad que, desde lo individual, se vuelve colectiva. Así, el miedo de una sociedad es el estado de inseguridad.

Y, ¿quién protege a la sociedad? Los gobernantes. De ellos depende la seguridad de las personas, siempre y cuando haya algún temor que las inquiete o preocupe. Con ausencia de miedo, el individuo no necesita ser protegido por nadie. Y eso no conviene a los gobernantes.

A través de la historia, todas las instituciones que han tenido el poder han utilizado el miedo para conseguir sus objetivos: las instituciones religiosas con el pecado (el premio y el castigo), las instituciones políticas con el delito (lo correcto y lo incorrecto), las instituciones educativas con el saber (lo apropiado y lo inapropiado), las instituciones económicas con el trabajo (lo productivo y lo improductivo), y así varios ejemplos. Una vez el sistema se acepta como correcto, el individuo tiene miedo a ser improductivo, a hacer algo inapropiado, a ser castigado, etc.

Con la creación de las leyes, que determinan el bien y el mal, aparecen los enemigos. Enemigo es todo aquel opositor que se cuestione el sistema establecido, y puede estar dentro del sistema o fuera. Para el enemigo interno existen las leyes, para el enemigo externo, la guerra.

El concepto de enemigo justifica la existencia de los defensores del sistema. Existiendo un enemigo (aunque sea potencial), tiene que existir un ejército. Según la lógica del sistema y de la política del miedo, el enemigo interno quiere derrotar a los poderes acabando con el sistema, mientras que el enemigo exterior tiene como objetivo invadir.

En el escenario mundial actual, hemos asistido al nacimiento de un “enemigo global”, el terrorismo, que actúa violentamente reivindicando sus causas particulares. La imposibilidad de previsión o control sobre este enemigo (que no tiene nacionalidad), inquieta a la sociedad, no ya de un país concreto, sino de todo el mundo.

Todo empieza con un derrumbe

Aunque la famosa caída del muro de Berlín es posiblemente el derrumbe más famoso de la Historia, y fue un hecho decisivo para el desarrollo del orden mundial político, económico, cultural, militar y social que vivimos hoy en día, no es este derrumbe el que inicia la dinámica de la desconocida geopolítica del miedo. Este concepto, novedoso para muchos, refleja muy bien cómo funciona el mundo actualmente.

La caída del Muro de Berlín sirvió para consolidar a Occidente como referente del modelo político y económico perfecto. A partir de este momento histórico (la desaparición del bloque comunista o, al menos, de su fuerza geopolítica), la primera potencia mundial, Estados Unidos, y sus seguidores (los países occidentales), no tenían un enemigo poderoso que les hiciera frente política, económica o militarmente. Así pues, se afirmó la supremacía occidental, encabezada por Estados Unidos.

La consolidación del modelo occidental significa “el fin de la Historia”, según el politólogo Francis Fukuyama, quien asegura que con este proceso hemos asistido a “el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como la forma final del gobierno humano”. Una reflexión que merece ser leída dos veces.

La geopolítica del miedo, que nace precisamente en el corazón de Occidente, está más relacionada sin embargo con otro derrumbe mucho más reciente que el del Muro del Berlín: el ataque a las Torres Gemelas, el 11 de Septiembre de 2001.

Este acontecimiento fue retransmitido por todo el mundo, y los medios de comunicación lo publicaron como si el terrorismo fuera una amenaza que se había extendido globalmente. Las torres en llamas y los impactos de los aviones se pudieron ver repetidos durante semanas, clavándose en los ojos de las personas, que jamás olvidarían aquel momento. Inmediatamente después de los ataques, el Gobierno estadounidense, que asumió que la seguridad nacional estaba seriamente amenazada, comenzó una guerra contra el terrorismo a escala internacional.

Según algunos autores, el 11 de Septiembre tuvo un efecto positivo, ya que permitió dimensionar los peligros globales, como el terrorismo internacional, propiciando una mayor cooperación entre los países (Beck, U. 2002). Para otros, el papel de “policía global” que había adoptado Estados Unidos y las medidas de seguridad que ponía en marcha, como la Guerra de Irak (2003-2011), suponían acciones e intervenciones ilegítimas a favor de la seguridad nacional (Todorov, T. 2008).

El 9/11 ha sido posiblemente el día más importante del S.XXI. Sirvió para determinar el orden mundial actual, que se ha perpetrado mediante una inteligente estrategia politico-militar por parte de Estados Unidos y sus aliados. A partir de ese momento, portar la bandera en defensa de la seguridad y la paz justifica cualquier acción, aunque sea bélica. Conceptos como “seguridad nacional”, “guerra de prevención”, “doctrina del shock” o “terrorismo internacional” sustentan la teoría de la geopolítica del miedo.

Todo sea por “la seguridad nacional”

Es uno de los mantras del Gobierno de Estados Unidos. La seguridad nacional está presente en todos los discursos oficiales y se ha instalado en las cabezas de los ciudadanos, que están convencidos de que hay un enemigo que pretende atacarles.

Si en el S.XX el enemigo de la seguridad nacional estadounidense eran “los comunistas”, en este S.XXI el principal enemigo es el mundo islámico. A partir de este momento, cualquier acción contra “el enemigo” está justificada porque “está en peligro la seguridad nacional”.

De esta manera, la invasión de Afganistán queda justificada por los ataques a las Torres Gemelas, o la invasión de Irak por el potencial peligro que supone el régimen iraquí para la seguridad nacional de Estados Unidos.

La defensa de la seguridad nacional acaba legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas armadas y la violación sistemática de los derechos humanos. Las guerras que buscan la seguridad y la paz

Mediante la expansión del miedo, impulsada por la necesidad de tener siempre un enemigos, se ha conseguido que gran parte de la población occidental esté excesivamente atemorizada por la amenaza terrorista. Así, ha crecido un odio hacia ciertos grupos étnicos y determinados países que difícilmente va a poder ser superado.

A través de mentiras y constantes ataques mediáticos, la sociedad occidental ha interiorizado el mensaje que, desde el poder, se quería transmitir: Venezuela es mala. Irán es malo. Los musulmanes son sospechosos. Hay que aumentar el gasto militar. Hay que estar preparados. Lo más importante es la seguridad nacional. Estamos en peligro. Cuba es mala. Corea del Norte nos quiere aniquilar. Hay que intervenir en Afganistán. Hay que intervenir en Libia. Hay que intervenir en Siria. Hay que tener más armamento que el enemigo. 


Debemos combatir el Eje del Mal… etc.
Como dijo Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Y así funciona la política del miedo, que, además, consigue su objetivo al promover el odio en su país y también en el país enemigo. NOTICIA: El odio a EEUU incendia el mundo árabe (elcorreo.com)

El odio es la chispa que enciende los conflictos bélicos. ¿A quién puede interesar que exista odio en el mundo? ¿Quién sale ganando cuando hay una guerra? Más adelante lo analizamos.
occidente

Mediante las artes de la política del miedo no sólo se consigue convencer a la población de que es necesario entrar en guerra con tal país o invadir cierto territorio. Con el miedo, los gobernantes alcanzan también sus objetivos políticos y económicos. Si un gobierno quiere que la población apoye una decisión política, lo mejor es hacer creer a las personas que esa decisión es la correcta. Y, ¿cómo se consigue eso? Difundiendo la idea de que no tomar esa decisión es incorrecto, inapropiado, catastrófico, inquietante, terrorífico.

La política del miedo en España

En España, un claro ejemplo de cómo funciona la política del miedo fue el ya célebre Referéndum sobre la OTAN, realizado en Marzo de 1986, en el que se preguntaba a la sociedad española sobre la permanencia de España en la OTAN, a la que pertenecía desde Mayo de 1982.

En este acontecimiento se pudo asistir a dos prácticas muy utilizadas en la política: el cambio de discurso y la manipulación de la opinión pública a través del miedo.  


El cambio de discurso se pudo observar de manera muy evidente. Antes de entrar en el Gobierno, el PSOE se había manifestado en contra de la permanencia en la OTAN, usando el eslogan “OTAN, de entrada no”. En cuanto estuvo en el poder, esa posición cambió.

OTANO
INTERESANTE: Boletín Oficial del Estado de España – Real Decreto 214/1986, de 6 de febrero, por el que se somete a referéndum de la Nación la decisión política del Gobierno en relación con la Alianza Atlántica

Además, la redacción de la pregunta fue considerada tendenciosa, pues encaminaba a los ciudadanos hacia el SÍ a la hora de votar, tal y como apoyaba el Gobierno. El papel que se entregó a todos los ciudadanos españoles mayores de 18 años contenía el siguiente texto:

El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
  • 1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
  • 2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
  • 3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?

La principal crítica al referéndum, además de la polémica redacción de la pregunta, fue la intensa injerencia del presidente del Gobierno español, Felipe González, quien el día anterior a la votación apareció en la televisión, en prime time, advirtiendo de las consecuencias negativas de votar en contra de la OTAN. El presidente que poco tiempo atrás había defendido el NO, ahora se presentaba en la televisión, hablando ante todo el país, con un discurso diametralmente contrario: era necesario apoyar el SÍ.

Un claro ejemplo de la política del miedo. ¿Cómo convencer a la sociedad de que lo conveniente es es hacer algo? Transmitiendo la idea de que no hacerlo traerá inseguridad, inquietud y resultados negativos para el país. Así se convence a la gente, que no quiere sufrir este tipo de consecuencias.

VIDEO: Felipe González sobre el referéndum de la OTAN: “Fue un error serio. A los ciudadanos no se les debe consultar si quieren o no estar en un pacto militar. Eso se debe llevar en los programas y se decide en las elecciones.” (fuente: RTVE.es)

En realidad el ingreso en la OTAN era la entrada definitiva en uno de los dos bloques en los que estaba dividido el mundo en aquel momento. España, después de décadas encerrada en un sistema dictatorial y autárquico, era recibida con los brazos abiertos por el bloque occidental, que representaba la libertad económica, la democracia y el progreso.
El miedo que se transmitió a la sociedad fue el miedo a no pertenecer a ningún bando, miedo a estar en tierra de nadie, miedo a estar solo, miedo a no poder desarrollarse como país (este último es un miedo comprensible, pero, ¿a caso no existe el desarrollo fuera del ámbito occidental?). En definitiva, aunque fuera una organización militar (y, en principio, a nadie le gusta la guerra), lo conveniente era seguir en la OTAN, para así formar parte del selecto club de Occidente.

Junto con España, otros muchos países forman la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que, en la actualidad, vela por la paz y la seguridad mundial de la mano del Ejército de Estados Unidos. La OTAN es una de las principales organizaciones que ponen en práctica la geopolítica del miedo.

Enemigos por todas partes

Desde el mes de Octubre del año 2001 hasta nuestros días, Estados Unidos encabeza una operación internacional en busca de los enemigos de su seguridad nacional, que ahora ha pasado a ser la seguridad global. Los enemigos de Estados Unidos son los enemigos del mundo, y así se ratifica en los organismos internacionales, como la ONU, donde la voluntad de Occidente (que es la voluntad de Estados Unidos), se hace cumplir en el ámbito de la seguridad.

El Consejo de Seguridad de la ONU parece tener la verdad absoluta en lo referente a lo militar y a la guerra, y se erige como mediador de todos los conflictos. Como dice Eduardo Galeano “parece que, hoy por hoy, las guerras están bien cuando las Naciones Unidas las aprueban, y están mal cuando no las aprueban.”

Una de las claves de la geopolítica del miedo es que, en sus primeros años de planteamiento, el enemigo era invisible. No era un ejército en concreto ni un país determinado. Según Juan Manuel Fernández Chico, “la envergadura del enemigo recaía en un sujeto invisible y marginado que intentaba propagar el terror a través de pequeñas escaramuzas y ataques suicidas. Esta figura permitió asociar la seguridad nacional a paisaje, zonas y grupos sociales y étnicos, en parte por la necesidad de encontrar una forma palpable al villano sin figura. El nuevo enemigo global, que había golpeado lo más profundo de Estados Unidos, no era una nación o un Estado, y podía esconderse en cualquier lugar, haciendo vulnerable todo espacio público como aeropuertos, estaciones de metro o plazas comerciales.” (Fuente: Revista Razón y Palabra).

En la actualidad, en cambio, el enemigo ya no es invisible. Está detectado y señalado por el dedo acusador de Estados Unidos. En el S.XX era obvio quién era el enemigo del mundo. Ronald Reagan lo dejó muy claro cuando pronunció su famosa frase “the empire of evil” (el imperio del mal), refiriéndose a la Unión Soviética. Con esa calificación, Estados Unidos quería hacer saber al mundo entero qué bando era el bueno y cuál el malo. Además de esa famosa frase, en el mismo discurso Reagan afirmó que los Estados Unidos no sólo debían igualar, sino exceder las capacidades militares estratégicas y globales de los soviéticos. 

Toda una declaración de intenciones en busca de la paz.

En este S.XXI, con la Unión Soviética desaparecida, los mensajes oficiales siguen portando el mensaje de la política del miedo. En su discurso de Estado de la Unión de 2002, el entonces presidente George W. Bush utilizó la expresión “axis of evil” (el eje del mal) para describir a los países que supuestamente apoyan el terrorismo. Las naciones mencionadas por Bush en su discurso fueron Irak, Irán y Corea del Norte, a los cuales se les sumaron posteriormente Libia, Siria, Cuba, Bielorrusia, Myanmar y Zimbabwe.

INTERESANTE: Países patrocinadores del terrorismo internacional según Estados Unidos
Una vez realizada la identificación de los países enemigos, Estados Unidos y el resto de países occidentales emprenden contra ellos una política de aislamiento internacional acompañada por un constante ataque mediático para perjudicar su reputación y difundir una mala imagen de ellos. Los países considerados ‘enemigos’ por Estados Unidos nunca recibirán un buen trato en los medios de comunicación occidentales. Esa es una de las características de la política del miedo: la sociedad siempre ha de sentir que tiene enemigos acechándola.
Además de ataques mediáticos y aislamiento internacional, Estados Unidos impone una serie de sanciones a los países que considera terroristas. Por ejemplo: vigilancia de las exportaciones, restricciones en la ayuda económica, bloqueo de créditos en el Banco Mundial, prohibición a ciudadanos estadounidenses a establecer relaciones financieras con alguno de estos países… etc.

Aunque los tachados como ‘enemigos’ niegan su relación con el terrorismo, Estados Unidos ya ha decidido que es hora de actuar. Antes de darles tiempo a defenderse con argumentos, el ejército estadounidense invadió Irak, un país que, según los servicios de inteligencia americanos, tenía poderosas armas de destrucción masiva. La Guerra de Irak (2003-2011) terminó con el derrocamiento del gobierno local y la victoria occidental, pero no se encontró el armamento que se buscaba.

NOTICIA: Bush admite que su mayor error fue cree que había armas de destrucción masiva en Irak (elpais.com)
La Guerra de Irak está enmarcada dentro de una operación militar a gran escala es conocida como War on Terror (guerra contra el terror). Es una guerra contra el terrorismo internacional que, desde el año 2001, a llevado a tropas occidentales a ocupar distintos países del mundo: Somalia, Yemen, Pakistán, Irak o Afganistán.

Guerras en busca de la paz

Aunque suene irónico y hasta contradictorio, las guerras que emprende Occidente siempre buscan la paz y la seguridad. Siguiendo esta teoría, guerra equivale a paz. Lo que no dicen es dónde se instalará la paz gracias a la guerra. Una guerra en defensa de la seguridad nacional, por definición, busca la paz en la nación del que ataca, no en el país atacado. Así pues, la guerra contra el terrorismo no busca la paz en el Medio Oriente, sino en los países occidentales.
Para asegurar la paz, muchas veces es necesario adelantarse al mal. Para ello los ejércitos occidentales han desarrollado las conocidas como ”guerras de prevención”. Este tipo de ataques son los que mejor evidencian la política del miedo. Sin necesidad de probar nada, con una simple sospecha ante una posible amenaza, Occidente se justifica para atacar con el discurso de: “atacamos porque este enemigo representa una amenaza para nuestra seguridad nacional”.

Una de las más famosas “guerras de prevención” es la Operación Ópera, que llevó a Israel a matar a diez iraquíes y a un francés en un rápido movimiento militar contra una instalación nuclear al sur de Bagdad que había sido puesta en marcha por Irak con ayuda de Francia, ratificando ambos países que era con fines pacíficos. Israel no lo creyó así y vio una potencial amenaza de su seguridad nacional. Así pues, una escuadra de la Fuerza Aérea Israelí voló rápidamente hacia Irak, entró en su espacio aéreo, bombardeó la instalación y volvió a casa tranquilamente. Fue una operación de prevención, motivada por el miedo.

La siguiente viñeta de El Roto refleja muy bien cómo funciona el miedo cuando se relaciona con la guerra. La geopolítica del miedo, apoyada en las guerras de prevención, se basa en el dicho “más vale prevenir que curar”. Una vez realizado el ejercicio de prevención, se puede saber si era necesario o no atacar.
1705793348_b15c361244Viñeta de El Roto para el periódico El País (Abril 2007)

Cuando terminó la Guerra de Irak se descubrió que el principal motivo por el cual se había atacado había sido una mentira. En este caso la política se aferra a otro refrán: “Más vale pedir perdón que permiso”. Las cifras de muertos en Irak varían entre los 150.000 y el millón de personas. Las ganancias de la industria armamentística occidental fueron mucho mayores.

INTERESANTE: ¿Por qué una guerra contra Irak?
En el caso más actual de la Guerra de Siria, Estados Unidos se ha declarado a favor del bando rebelde, en contra del gobierno sirio. El apoyo económico y militar que EEUU haga a los rebeldes dividirá a la comunidad internacional, ya que otras potencias como Rusia o Irán apoyan al gobierno sirio. En este caso no se puede hablar de guerra de prevención, pero sí de “guerra por la paz”. Estados Unidos y Europa ya han desatado el miedo asegurando que el gobierno sirio tiene y utiliza armas químicas. La justificación ya está hecha. El camino hacia la guerra tendrá el visto bueno de la sociedad occidental. Y si, una vez acabada la guerra, se demuestra que el gobierno sirio no tenía armas químicas, “más vale pedir perdón…”.

NOTICIA: Rusia niega el uso de armas químicas en Siria (rtve.es)
En el siguiente mapa, elaborado por Le Monde Diplomatique y titulado muy acertadamente “Geografía del caos”, muestra la región del mundo que más está sufriendo la “guerra contra el terrorismo” llevada a cabo por Estados Unidos y sus aliados. Esta zona, conocida como “el Gran Oriente Medio”, comprende el territorio continental desde el Cuerno de África hasta Pakistán.

Después de varios años de constantes noticias negativas sobre esta región, la mayor parte de la opinión pública occidental tiene asumido que es una zona peligrosa y repleta de terroristas que amenazan la paz y la seguridad mundial. Así pues, la intervención de la OTAN y del Ejército de Estados Unidos en estos países es necesaria, y vela por la paz.

Pero, a la hora de valorar la intervención occidental en esta zona, también hay que tener en cuenta un dato: es la región con mayores reservas de petróleo del planeta. Por tanto, los intereses económicos y geoestratégicos son más que evidentes. Resulta cuanto menos curioso que sea justamente en los países con mayor riqueza de recursos energéticos donde estén teniendo lugar las guerras y conflictos más graves.

Alguien podría caer en la tentación de pensar que los asuntos geopolíticos en esta región del mundo se basan en la difusión del miedo para justificar un proceso de invasión que lleve a Occidente a hacerse con el control de las reservas de petróleo.

Captura de pantalla 2011-06-17 a las 17.30.50Mapa: Géographie du “chaos”. Fuente: Le Monde Diplomatique

INTERESANTE: La privatización de la guerra
Además de buscar la paz en el exterior, con la geopolítica del caos se consigue la paz en el interior. Si hay guerra con otros países, el país está en paz consigo mismo. La población renuncia a enfrentarse al gobierno porque éste está dedicado a proteger al país de los enemigos exteriores. Es decir, la labor del gobierno se respeta en el país gracias a la existencia de enemigos.

Como muy bien se dice en la famosa novela 1984, de George Orwell, la guerra provoca que los ciudadanos no se levanten contra el Estado ante el temor al enemigo; de esta manera se mantiene la paz.

El Gran Hermano orweliano podría ser el protagonista de este artículo, pues refleja perfectamente la dominación de la sociedad a partir del miedo. Esta entidad representa al poder: a los gobernantes, las instituciones, los poderes fácticos…

Uno de los brazos del Gran Hermano son los medios de comunicación, a través de los cuales se convence y atemoriza a la población para ganarse la legitimación de las acciones. A través de la información que recibe, la población cree conocer bien al enemigo y, aunque en realidad están siendo desinformados, las personas apoyarán cualquier acción de su gobierno contra el rival.

NOTICIA: EEUU: El 66% de la población apoya la guerra contra Irak (emol.com)

Geopolítica del miedo en el otro bando

Con la identificación de enemigos, automáticamente el mundo se divide en “buenos” y “malos”. Hasta ahora hemos repasado el uso que hacen “los buenos” de la política del miedo, pero estas prácticas también son utilizadas por “los malos”. Por ejemplo, ¿cómo se ve beneficiada Corea del Norte por la geopolítica del miedo? Amenazando con seguir su programa nuclear si Estados Unidos no retira su ejército de la zona. Así consigue también sus objetivos geopolíticos, infundiendo miedo a Occidente.

Otro ejemplo, a escala nacional, lo encontramos en la política del miedo usada por la banda terrorista ETA en España, que se beneficia de tratos políticos con el Gobierno a cambio de no volver a la acción armada. Es decir, amenazando con un regreso de la violencia, del terror, esta organización consigue su propósito político. Es un chantaje utilizando la política del miedo.

Lo mismo ocurre a escala global con el caso del Estado Palestino y Occidente. La Autoridad Nacional de Palestina (ANP) es una organización administrativa que gobierna la Franja de Gaza y parte de Cisjordania. La ANP utiliza la política del miedo ante Estados Unidos, Europa e Israel. Actualmente es un estado mantenido económicamente por Occidente, a cambio de no extender el terrorismo. La ANP se dirige hacia Occidente y transmite el siguiente mensaje: “¿Qué queréis? ¿Que nos radicalicemos?”. Ante la posibilidad de un estallido terrorista en esa zona contra Israel, a Occidente le conviene apoyar económicamente al Estado Palestino (cuyo PIB depende en un 30% de las ayudas extranjeras), si bien es cierto que políticamente se sitúa en el bando contrario, con Israel.

En el caso de Palestina, es curioso ver cómo Occidente se mantiene en una posición incómoda entre las dos partes. Ayuda a Palestina sin dejar de ser aliado de Israel. Y muchas veces esa situación es difícil de comprender, como en el caso del aeropuerto que España construyó para los palestinos en 1998 y que fue bombardeado y destruido por Israel en 2001.

Otro ejemplo del uso del miedo hacia Occidente por parte de otros países es Marruecos y su gestión de la emigración hacia Europa. El país del Magreb es la puerta hacia el Viejo Continente, y desde Europa la inmigración se ve como un problema. Marruecos tiene “la sartén por el mango” en el sentido de que puede controlar la salida de emigrantes. Así, utiliza la política del miedo para chantajear a los países europeos: “Si no nos ayudáis económicamente, dejaremos la frontera abierta para que los emigrantes africanos puedan llegar hasta Europa”. De esta manera, Marruecos recibe miles de millones de dólares cada año a cambio de mantener las puertas cerradas y de impedir que lleguen inmigrantes en masa a los países del Sur de Europa.

NOTICIA: “Marruecos sólo frena la emigración cuando necesita ayudas de la Unión Europea” (20minutos.es)

Como se puede comprobar, la táctica de utilizar el miedo se utiliza tanto desde Occidente como desde otros países. En cambio la opinión que merecen ambas partes es distinta. Cuando se trata de países no occidentales, la política del miedo equivale a chantaje. Cuando son Estados Unidos, Europa o Israel quienes se justifican con el miedo para tomar decisiones militares, económicas o políticas, se está asistiendo a un ejercicio de responsabilidad y de prevención.

La doctrina del shock

Una de las teorías más interesantes en cuanto al miedo y la política es la conocida como doctrina del shock, un concepto que nació en el año 2007 con la publicación del libro homónimo, de la periodista canadiense Naomi Klein.
El planteamiento de Naomi Klein sostiene que el capitalismo neoliberal se alimenta de los desastres naturales, de la guerra y el terror para establecer su dominio. Es decir, el poder y la hegemonía del sistema se basan en el miedo, que nace de desastres, guerras y terror. Todos ellos términos de connotación negativa. En cierta manera, se puede decir que el capitalismo está muy relacionado con lo negativo.

MUY INTERESANTE: Ver documental ‘La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre’
En el libro y documental La doctrina del shock, se afirma que las políticas económicas del Premio Nobel Milton Friedman y de la Escuela de Economía de Chicago (neoliberales) han alcanzado importancia en países con modelos de libre mercado no porque fuesen populares, sino a través de impactos en la psicología social a partir de desastres o contingencias, provocando que, ante la conmoción y confusión, se puedan hacer reformas impopulares. Se supone que algunas de estas perturbaciones, como la Guerra de las Malvinas, el 11 de septiembre, el Tsunami de 2004 en Indonesia, o la crisis del huracán Katrina pudieron haber sido aprovechadas con la intención de forzar la aprobación de una serie de reformas.

En el documental se repasa cómo las teorías radicales de Milton Friedman se pusieron en práctica, durante los años setenta, en países tan dispares como en el Chile de Pinochet, la Rusia de Yeltsin, la Gran Bretaña de Thatcher y, más recientemente, en Afganistán e Irak. The Shock Doctrine pone al descubierto el lado más oscuro de la ideología de Friedman, tan impopular que sólo pudo imponerse mediante la tortura y la represión.

En la actualidad no encontramos ejemplos tan dramáticos como los expuestos en La doctrina del Shock, pero lo cierto es que, aprovechando momentos de convulsión o conmoción (momentos de shock), como una crisis económica, los gobernantes ponen en marcha políticas de marcado carácter neoliberal que, de otra forma, no podrían haber iniciado por ser impopulares.

VIDEO: José Luis Sampedro: el miedo y la crisis económica
MIEDO

Fast Food

Tomado de: Fast Food


Detrás del popular término ‘comida rápida’ o fast food se esconde una interesante forma de entender la forma de vida y los modos de operar de las personas (y de las empresas).
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La popularización de la ‘comida rápida’ por todo el mundo se debe al éxito de la ‘globalización cultural’, que ha fomentado que los habitantes del planeta se comporten de la misma manera, tengan los mismos gustos y sigan las mismas tendencias y modas.

Las modas no son únicamente en la forma de vestir o en la música, también hay modas gastronómicas, y, sobretodo, en la forma de comer. Desde la segunda mitad del S.XX estamos asistiendo al triunfo de una moda gastronómica: la comida rápida.

El funcionamiento de el sistema de comida rápida es conocido por todos (una muestra más de que ha triunfado), así pues vamos a centrarnos otro aspecto que entraña la fast food. Es la dimensión cultural y, si se quiere, sociológica, la que nos interesa en este momento.

Como hemos dicho es fruto de la globalización cultural el hecho de que la comida rápida se haya extendido por todo el mundo. La globalización implica adquirir dimensiones globales, y el fenómeno de la comida rápida lo ha conseguido. Como dice la canción McDollar, de Ska-P: “Hasta en Somalia ya tienen sucursal”.

Esta globalización, además de localizar restaurantes de comida rápida por todo el mundo, ha producido un cambio en la forma de vivir de muchas personas. Con el modelo de fast food se consigue disminuir el tiempo empleado en la comida y, por lo tanto, se consigue así más tiempo para emplearlo en otras actividades. Pero, ¿en qué se emplea este tiempo obtenido gracias a la comida rápida? No se emplea en ocio, sino en trabajar. Así pues, adoptando este modelo aumenta la productividad laboral de cada trabajador.

Los trabajadores de los distritos financieros o de las oficinas, cuya productividad depende del número de horas que se pasen delante del ordenador trabajando, han eliminado de su forma de vida el tiempo para comer. Para ellos, la comida se limita a un trozo de comida envasada o preparada para ser ingerida en unos pocos minutos.

INTERESANTE: Frente al modelo de la fast food se ha iniciado, aunque con menos éxito y menos seguimiento, el concepto de ‘slow food’, que se contrapone a la estandarización de los gustos gastronómicos y promueve la difusión de una nueva filosofía alimentaria que combina placer y conocimiento. Aboga por la defensa de las tradiciones gastronómicas locales tradicionales, con sus productos y métodos de cultivación.

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Además de suponer un cambio en las formas de actuar de las personas, la comida rápida recibe otras críticas por parte de sectores preocupados por la salud de las personas. Las famosas hamburguesas de un dólar son poco saludables, y su bajo precio fomenta que sean consumidas masivamente. Así se generan problemas de salud muy graves, relacionados con el colesterol, la obesidad, etc.

Finalmente, volviendo al término ‘globalización cultural’, la comida rápida, gracias a su facilidad para implantarse en cualquier país del mundo, se ha convertido en un perfecto ejemplo de cómo se ha desarrollado el fenómeno de la occidentalización. Empresas como McDonald’s o Burguer King, de origen estadounidense, se han convertido rápidamente en multinacionales que operan en todos los países, generando así una estandarización de las tendencias gastronómicas de la gente. Los jóvenes de este S.XXI se han criado comiendo hamburguesas que son iguales en Estados Unidos que en Japón.

Relacionado con:

Este #FastPost está relacionado con lo analizado en el apartado La globalización y que tiene que ver con el concepto de ‘globalización cultural’.

El Mundo Billonario

Tomado de: Un mundo billonario


Vivimos en un mundo muy rico, hay riqueza por todas partes. Nuestro planeta tiene muchos recursos naturales, que, al ser explotados, generan beneficios multimillonarios. Además, el desarrollo de la sociedad moderna, basada en los servicios, genera miles de millones cada día.

El motor de este desarrollo económico mundial son las ciudades, que basan sus economías en los servicios. Fuera de las ciudades, en el resto del territorio, es la explotación de los recursos la actividad que genera riqueza.

Así pues, sumando la riqueza extraída de los recursos naturales (energía, agricultura…) y generada por los servicios (sanidad, educación, hostelería, finanzas, telecomunicaciones…), obtenemos la riqueza total que existe en nuestro planeta, y de la que todos nos beneficiamos.

Nos beneficiamos todos. Pero algunos más que otros (bastante más).

Esta enorme riqueza de la que dispone el mundo queda expresada en los últimos datos que escuchamos en 2013: se ha alcanzado un récord de multimillonarios en el mundo. Nunca antes había habido tantas personas con fortunas superiores a los 1000 millones de dólares. Está claro que vivimos en un mundo billonario.

Según Forbes el planeta tiene actualmente (Enero 2013) más de 1400 multimillonarios. Los 25 primeros acumulan una riqueza de 830.000 millones de dólares. Una cifra superior al PIB de países como Suiza, Holanda, Turquía, Suecia o Argentina.

En la siguiente tabla se recogen las diez personas más ricas del mundo (datos de Enero de 2013. Fuente: Hurun)

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Por continentes, Asia tiene la mayor cantidad de multimillonarios, con más de 600. América del Norte tiene 440 y Europa 320. Por países, es Estados Unidos quien lidera la lista, con 410 representantes, frente a los 317 de China. Sin embargo, la mayoría de las empresas de los multimillonarios en la lista cotizan en las bolsas de China.

Tres de cada cuatro multimillonarios han construido su propia fortuna en industrias como las, telecomunicaciones, medios, tecnología o inmobiliarias. El promedio de edad de los multimillonarios es de 63 años y solo uno de cada diez es una mujer.

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Atendiendo a la tabla superior observamos que el 34% de los multimillonarios del mundo son estadounidenses. Esto puede ser más o menos comprensible, ya que Estados Unidos ha sido y sigue siendo el país que más riqueza genera cada año y el que mayor volumen de comercio exterior moviliza. De la misma forma, tampoco sorprende ver en la tabla a países como Japón, Reino Unido o Alemania. Países desarrollados, potencias tradicionales de una riqueza y un potencial conocido por todo el mundo.

Lo más curioso es que la mayoría de los países que figuran son naciones cuya presencia en estos rankings sorprende: Turquía, India, Brasil, China… Países con un importante porcentaje de su población viviendo en la pobreza.

Que pueda haber 30 multimillonarios en Reino Unidos se entiende, porque es un país desarrollado y su población vive en buenas condiciones, la calidad de vida es alta. Pero que haya 55 multimillonarios en la India puede ser algo más difícil de comprender y de aceptar, ya que 200 millones de personas pasan hambre en ese país, y más de 60 millones de niños sufren desnutrición (fuente: elmundo.es).

A un vecino de Manchester quizá no le molesta mucho que 30 compatriotas suyos sean multimillonarios, ya que él no se puede quejar de su calidad de vida. En cambio un habitante de la zona Norte de Bombay sí que puede enfadarse al saber que más de 50 vecinos suyos son algunos de los hombres más ricos del planeta, mientras él vive en una de las zonas más pobres de la ciudad más grande del país.

PARAISÓPOLIS
Fotografía: vista de Sao Paulo. Favelas y lujos.

Brasil supera a Japón en número de multimillonarios. Todo un logro por parte del gobierno. La potencia sudamericana es uno de los países emergentes que más está creciendo económicamente en los últimos años. Además, Brasil organizará el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016.

Mientras tanto, 30 millones de brasileños no pueden satisfacer sus necesidades básicas. El resultado de estas dos realidades se plasma de manera hiperrealista en fotografías como la anterior, donde en apenas dos metros pasamos de vivir en una favela a una urbanización de lujo, con piscina en nuestras terrazas.

Está claro que ser un país BRIC es una suerte. La riqueza aumenta y, lejos de distribuirse racionalmente, se queda en manos de unos pocos afortunados, que se lo merecen por haber sido grandes empresarios emprendedores. De esta forma, actualmente los BRIC son los países con mayor desigualdad del mundo. 

Conviven en las mismas ciudades algunas de las personas más poderosas del planeta, en barrios de lujo y amurallados, con cientos de miles de personas que malviven en barrios sin luz, agua ni gas.

MUY INTERESANTE: Hacer click para leer: “La suerte de ser millonario en Brasil”, un artículo de Juan Arias publicado por La Vanguardia en Septiembre de 2012. Está relacionado con el tema de las favelas, en las grandes ciudades de los países en desarrollo, que se trató en el apartado Las ciudades.

¿Crisis económica?

En los últimos años hemos estado conviviendo con la palabra crisis y con la triste realidad que trae consigo. La crisis económica afecta a todas las personas sin excepción. Pero a algunas les afecta de manera distinta.

Es el caso de los multimillonarios. Mientras para la mayor parte de la gente la crisis equivale a problemas, ahorrar, recortar, trabajar más o quedarse en paro, para los multimillonarios parece ser que la crisis significa oportunidades. Con la crisis tienen la oportunidad de hacer más negocio y ganar más dinero.

O al menos eso es lo que les ha pasado a la mayoría de ellos. En 2012 los cien magnates más ricos ganaron 241.000 millones de dólares. No está nada mal, teniendo en cuenta que “estamos en crisis”.

De hecho ellos mismos lo confirman. John Catsimaditis, propietario de Red Apple Group INC, escribió a Bloomberg un e-mail desde una tumbona en Bahamas asegurando que: “éste ha sido un año estupendo para los multimillonarios”. Es cierto, tan sólo 16 de los 100 mayores potentados perdieron dinero.

Ha sido un año genial. Sobretodo para Amancio Ortega, dueño de Inditex, que es el más rico de Europa y se ha pasado a ser el tercero más rico del mundo. Tiene una fortuna de 57.500 millones de dólares (22.200 millones más que el año pasado) y los beneficios de sus empresas aumentaron un 63%. Una de las claves de este aumento es que Zara desembarcó en Asia abriendo nuevas tiendas en China.

Es de suponer que 2012 fuera un gran año también para los trabajadores de Inditex, o para los empleados que, indirectamente, fabrican las prendas para Zara en fábricas lejanas. Si los beneficios de la empresa aumentaron un 63% y Amancio Ortega ganó 22.200 millones de dólares, seguramente estas personas también vieron cómo sus sueldos aumentaban, al menos un poco.

Por otro lado, Carlos Slim fue el hombre más rico del mundo en 2012, con una fortuna valorada en 75.200 millones de dólares. Además, Slim vio cómo los réditos de sus empresas de telecomunicaciones, del sector inmobiliario o sus acciones en grupos de comunicación crecían un 21,6%, lo que hico que el magnate aumentara sus propiedades en otros 13.400 millones de dólares. Así que genial. Los mexicanos deben estar orgullosos de tener el hombre más rico del mundo entre su gente.

El que fuera durante años el hombre más rico, Bill Gates, sigue siendo el número dos de la lista, como anteriores años. El cofundador de Microsoft ha aumentado sus beneficios un 12,6% y cuenta con un patrimonio de 62.700 millones de dólares.

Pero no todo han sido ganancias. El empresario brasileño Eike Batista, hasta ahora el hombre más rico de Brasil, del sector de la minería y la energía, pasó de tener 19.400 millones a “tan solo” 3.700 millones, cayendo estrepitosamente del séptimo al 100º lugar. Batista perdió, según Forbes, más de dos millones de dólares por hora. Una pena.

El cuarto puesto de las fortunas mundiales lo ocupa Warren Buffet, que afirmó: “Claro que hay lucha de clases, la empezamos los ricos y la vamos ganando”. Amasa una fortuna de 47.900 millones de dólares.

Infografía: The World’s richest billionaires 

Fuente: www.tin.org (Transnational Institute)
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La desigualdad

Tomado de: La desigualdad

El mundo es un lugar rico. Repleto de recursos naturales y de posibilidades de creación de riqueza. Somos 7000 millones de habitantes los que compartimos el planeta. ¿Hay recursos y riqueza para todos? ¿Están mal repartidos?
En este post especial recordaremos las palabras de un célebre discurso de Fidel Castro denunciando la situación de desigualdad que vive el mundo, y repasaremos los datos que confirman la denuncia del líder revolucionario. Con una gran infografía realizada por el Transnational Institute (TIN) nos sorprenderemos (o no) de comprobar cómo está repartida la riqueza en el mundo.
Comenzamos el post con una simple fotografía que invita a la reflexión. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
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Fotografía: Niño famélico sudanés. Kevin Carter, premio Pulitzer 1994

La denuncia de la desigualdad

Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la Humanidad. 
¿Por qué unos pueblos han de andar descalzos, para que otros viajen en lujosos automóviles? ¿Por qué unos han de vivir 35 años, para que otros vivan 70? ¿Por qué unos han de ser miseramente pobres, para que otros sean exageradamente ricos? Hablo en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan. Hablo en nombre de los enfermos que no tienen medicinas, hablo en nombre de aquellos a los que se les ha negado el derecho a la vida y a la dignidad humana. 
Unos países tienen mar, otros no. Unos tienen recursos energéticos, otros no. Unos poseen tierras abundantes para producir alimentos, otros no. Unos, tan saturados de máquinas y fábricas están, que ni respirar se puede el aire de sus atmósferas envenenadas. Otros no poseen más que sus escuálidos brazos para ganarse el pan. 
Unos poseen, en fin, abundantes recursos. Otros no poseen nada. ¿Cuál es el destino de éstos? ¿Morirse? ¿Ser eternamente pobres? ¿Para qué sirve entonces la civilización? ¿Para qué sirve la conciencia del hombre? ¿Para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve el mundo?
No se puede hablar de paz en nombre de decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de hambre o de enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de paz en nombre de 900 millones de analfabetos. La explotación de los países pobres por los países ricos debe cesar.
Sé que en muchos países pobres hay también explotadores y explotados. Me dirijo a las naciones ricas para que contribuyan. Me dirijo a los países pobres para que distribuyan. ¡Basta ya de palabras! Hacen falta hechos. ¡Basta ya de abstracciones! Hacen falta acciones concretas. ¡Basta ya de hablar de un nuevo orden económico internacional especulativo que nadie entiende! Hay que hablar de un orden real y objetivo que todos comprendan. 
No he venido aquí para hablar como profeta de la revolución, no he venido a pedir o desear que el mundo se convulsione violentamente. Hemos venido a hablar de paz y colaboración entre los pueblos. Y hemos venido a advertir que si no resolvemos pacífica y sabiamente las injusticias y desigualdades actuales, el futuro será apocalíptico. 
El ruido de las armas, del lenguaje amenazante de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se pueden resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos. Y, en el holocausto, morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo. 
Fidel Castro, discurso en la Asamblea General de la ONU, 1979.

Los datos de la desigualdad

El 0,001% de la población mundial es la que decide el destino del resto. Así podemos comprobarlo mediante el repaso de algunos datos que, lejos de ser anecdóticos, son muy importantes para comprender el origen de las desigualdades que predominan en el mundo actual:
-En el planeta vivimos 7.000 millones de personas.
-El producto interior bruto global alcanza los 70 billones de dólares (70 millones de millones).
-100.000 personas en el mundo tienen un patrimonio de más de 30 millones de dólares.
-El 0,1% de la población controla 42 billones de dólares (más de la mitad del PIB global).
-2.500 millones de personas viven con menos de 2 dólares al día.
“Ha existido lucha de clases durante los últimos 20 años, y mi clase ha ganado” Warren Buffet, tercer hombre más rico del mundo en 2012.
RELACIONADO CON: Un mundo billonario
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La globalizacion

Tomado de: La globalización

Se puede definir la globalización como un conjunto de procesos que contribuyen a una mayor interconexión e interdependencia entre los pueblos, lugares e instituciones del mundo.

La definición que nos da la Wikipedia es completa e interesante: “La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global.”

Peter Dicken, geógrafo inglés, considera que no se puede relacionar la globalización con el simple proceso de adquirir dimensiones globales (un concepto puramente geográfico), sino que ha de relacionarse con procesos más complejos, relacionados con la integración. Según Dicken: La internacionalización es la simple extensión internacional de las actividades económicas nacionales. Es esencialmente un proceso cuantitativo que lleva a un patrón geográfico más extensivo de la actividad económica. En cambio la globalización es cualitativamente diferente del proceso de internacionalización. No sólo tiene que ver con la extensión geográfica de la actividad económica, sino también con la integración funcional de esa dispersión internacional de las actividades. (Dicken, P. Global Shift, 1985)

La Comisión Europea ha proporcionado una definición clásica de globalización: “La globalización se puede definir como el proceso mediante el cual los mercados y la producción de diferentes países están volviéndose cada vez más interdependientes debido a la dinámica del intercambio de bienes y servicios y a los flujos de capital y tecnología.” (Comisión Europea, 1997, página 45)

Beneficiados y perjudicados por la globalización

El fenómeno de la globalización ha afectado a todos los agentes mundiales (países, empresas multinacionales, organismos internacionales…), pero mientras unos se han visto beneficiados por el desarrollo de la interdependencia a nivel global, otros han salido perdiendo en términos de poder e influencia.

José Luis Sampedro decía que la tan celebrada globalización no era mas que un proceso en el que se transfería el poder de los Estados a las multinacionales. Efectivamente, con el proceso de globalización son las empresas y no los gobiernos y los Estados los que toman la iniciativa y el protagonismo en la economía mundial, si bien es cierto que estos últimos tienen todavía en sus manos los instrumentos de regulación para asegurar un mundo más competitivo y más justo (económica y socialmente). En el fondo, la globalización ha actuado como un proceso de reorganización y rebalanceo del poder, que pasa desde la política a la economía.

Un interesante listado de agentes beneficiados y perjudicados por la globalización lo encontramos en la obra La globalización como teatro: nuevo escenario, nuevos actores, nuevo guión (Kimon Valaskakis, 1999). En este libro se presentan las siguientes entidades afectadas por la globalización:

Las estrellas en declive
1. Los gobiernos de los Estados-naciones. La movilidad transnacional de las empresas, del capital y de la tecnología permite a los agentes del sector privado eludir las jurisdicciones nacionales y desplazarse a entornos más favorables. Al enfrentar a un gobierno con otro, pueden obligar a que los impuestos y las regulaciones se reduzcan a su mínimo común denominador. Del mismo modo, la globalización de la tecnología, a través de Internet, restringe gravemente el grado de libertad y efectividad de la intervención del gobierno. Los gobiernos de los Estados-naciones están perdiendo poder muy rápidamente.

2. Los gobiernos subnacionales. Son los gobiernos estatales y provinciales en los Estados federales, así como los gobiernos municipales, tanto en los Estados federales como unitarios. Estos gobiernos están reclamando cierto poder a expensas de los gobiernos centrales mediante el proceso de traspaso de competencias, pero están perdiendo, en términos generales, con respecto a los actores del sector privado, porque, al igual que los gobiernos nacionales, se ven obligados a competir unos con otros para ofrecer incentivos sumamente generosos que atraigan a los sectores productivos móviles.

Las estrellas en ascenso
1. Las empresas multinacionales. Son las estrellas en ascenso por excelencia, ya sean grandes empresas multinacionales o pequeñas empresas que funcionan en muchos países. A grandes rasgos, de los 200 actores económicos más importantes del mundo, cerca de 160 son empresas y sólo 40 son países. El poder de las empresas está siendo potenciado todavía más por las fusiones, las adquisiciones, privatizaciones, y alianzas estratégicas que aumentan el alcance y el poder de estos actores.

2. Grupos especiales de influencia (SIG). Estos no son ni gobiernos, ni empresas ni ONG tradicionales; pueden ser bastante diferentes en función del país del que provengan. Entre ellos se incluye a ejércitos nacionales o fuerzas policiales, grupos terroristas, mafias, sociedades secretas, grupos religiosos integristas, instituciones religiosas, grupos de presión específicos o cualquier otra cosa. Estos grupos de influencia especial ejercen su poder a través de diferentes medios y la mayoría de las veces funcionan detrás del escenario.

3. Las organizaciones intergubernamentales (OIG). Las organizaciones intergubernamentales se han multiplicado a un ritmo acelerado desde finales de la Segunda Guerra Mundial. En cierto sentido, constituyen la respuesta gubernamental a la globalización y están formadas por alianzas de gobiernos de Estados-naciones que intentan actuar colectivamente en ámbitos en que la acción individual no es efectiva.

4. Las organizaciones no gubernamentales (ONG). De hecho, este grupo es bastante amplio y heterogéneo. Lo único que las ONG tienen en común es que funcionan con independencia de los gobiernos. Ejercen su influencia en el escenario mundial fundamentalmente a través de acciones centradas que suelen utilizar los mismos medios de comunicación para transmitir su mensaje a la opinión pública. Desempeñan un papel muy valioso en la sensibilización de la opinión mundial, pero no pueden reemplazar ni a los gobiernos, ni a las empresas ni a los grupos de intereses especiales como los protagonistas claves del sistema mundial. Su función más valiosa es la de ser actores secundarios.

5. La sociedad civil. la sociedad civil se compone de todos los ciudadanos del mundo no afiliados a un grupo de interés específico. La sociedad civil se manifiesta, fundamentalmente, a través de las encuestas de opinión, las actitudes generales en torno a ciertos temas y mediante el uso de portavoces o intérpretes como las ONG.


Además de apuntar hacia los agentes de la globalización, Valaskakis añade que este fenómeno abarca graves ‘choques asimétricos’. Estas asimetrías se han manifestado en al menos dos ‘dualidades’ según el autor.

Primera dualidad: las brechas del empleo. Sólo el 30% de la población realmente ‘trabaja’, y que este 30% es suficiente para producir todos los zapatos, barcos y productos que necesitamos por una razón muy simple: la tecnología ha tenido un gran éxito reduciendo la cantidad de esfuerzo humano necesaria para producir un determinado producto. Estamos produciendo más con menos.

Segunda dualidad: las brechas de los ingresos. La proporción del ingreso mundial de la quinta parte más pobre de la población mundial ha disminuido del 2,3% al 1,4%, mientras que la proporción de la quinta parte más rica ha aumentado del 70 al 85%. Al mismo tiempo, en 1997, la riqueza combinada de las 350 personas más ricas del mundo era superior al ingreso anual del 45% de la humanidad.

El cisma entre los ricos y los pobres parece estar aumentando no debido a alguna siniestra conspiración global, sino por razones técnicas. Con la globalización de la competencia, los concursos locales están desapareciendo y están siendo reemplazados por campeonatos mundiales donde el ganador se lo lleva todo. A la pregunta ‘¿ha beneficiado la globalización a toda la humanidad?’, en este momento, la respuesta debe ser no o, al menos, no todavía. Entre el 30 y el 40% se puede haber beneficiado, pero la mayoría de la humanidad aún vive en la pobreza. 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar diario y no han tenido la oportunidad de degustar los placeres de la bonanza.

RELACIONADO: La desigualdad
Ante este imparable proceso, han nacido varias organizaciones que luchan y se manifiestan en contra de la globalización. Desde los movimientos ‘antiglobalización’ se acusa a este fenómeno de beneficiar a las grandes multinacionales y a los países más ricos, acentuando la precarización del trabajo y consolidando un modelo de desarrollo económico injusto e insostenible. También se acusa a la expansión del capitalismo de socavar la capacidad democrática de los Estados.

Existe cierta controversia sobre el término que define a los movimientos ‘antiglobalización’. Muchos de sus partidarios prefieren el término “altermundismo” o “alterglobalización”, para evitar definirse por oposición, y porque el término “antiglobalización” daría una imagen imprecisa y negativa. El nombre altermundismo viene precisamente del lema “Otro mundo es posible”, nacido en el Foro Social Mundial, que cada año reúne a movimientos sociales de la centro-izquierda política internacional para hablar y reflexionar sobre otros tipos posibles de globalización y de desarrollo.

Una vez presentada la ‘globalización’, habiendo visto en qué consiste y cómo afecta al mundo, vamos a profundizar en los tipos de globalización que podemos diferenciar. Este proceso no sólo afecta a la economía, aunque es la globalización económica la que primero se desarrolló y fomentó la difusión de la globalización política y cultural.

Globalización cultural

Comenzamos con la ‘menos técnica’ de todas las globalizaciones. La globalización cultural no entiende de cifras, datos, números, politiqueo, negocios, geoestrategia… Es una globalización sencilla pero que entraña dilemas y reflexiones muy profundas. Cuando afecta a la cultura, la globalización se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global. Existe un interesante debate sobre si se trata de un fenómeno de asimilación occidental o de fusión multicultural.

Normalmente se entiende por globalización cultural a la expansión de la cultura occidental por todo el mundo. Con esta occidentalización, las prendas, música, modas, formas de actuar, pensamiento, etc. adquieren dimensiones y presencia globales. Las tendencias occidentales se difunden por todo el mundo, y se adoptan en países como Brasil, Egipto, Malasia, Bolivia o la India. Hoy en día se pueden ver camisetas de fútbol de equipos europeos en cualquier país del mundo, así como zapatillas de Nike o películas de Hollywood.
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La globalización cultural encuentra mucha oposición y críticas, la mayoría enfocadas en lo que muy bien representa la viñeta de la derecha: con la difusión y adopción de una única cultura global, todas las personas acaban siendo iguales.

Es Occidente quien dicta el rumbo y el ritmo de la cultura, estableciendo lo que se conoce como ‘modas’. La moda musical, la moda gastronómica, la moda de vestir… etc. Es desde Occidente (principalmente desde Estados Unidos y Europa Occidental), desde donde se exportan las modas.

Si en Estados Unidos está de moda vestir con los pantalones bajados, en el resto del mundo la tendencia seguirá esos pasos. Desde Brasil hasta Corea, pasando por Marruecos, Italia o Taiwan. Si en Inglaterra está de moda escuchar a cierto ídolo juvenil, sus canciones se emitirán en las radios argentinas, sudafricanas, australianas y españolas. Si la Champions League la gana en Fútbol Club Barcelona, serán las camisetas blaugranas las que se vistan en todos los países del mundo.

Es en el Centro (lo que los autores anglosajones llaman ‘the Core’), donde se crean las tendencias y modas que determinan la cultura global, reflejada en la música, forma de vestir, televisión, comida, forma de hablar… Aunque también es cierto que, en ocasiones (y gracias al fenómeno de Internet), tendencias de países no-occidentales pueden adquirir fama en Occidente y en el resto del mundo. Un ejemplo lo tenemos en los éxitos musicales Ai se eu te pego (Michel Teló, cantante brasileño) o Gangnam Style (PSY, cantante surcoreano), una clara muestra de que no importa el idioma ni la nacionalidad, sino la moda.

Aunque no está directamente relacionado con el concepto de ‘globalización cultural’, el siguiente fragmento del Manifiesto del Partido Comunista (Marx, K y Engels, F, 1848) aporta quizás la primera visión y crítica de este fenómeno:
“Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas indígenas, sino materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal.” (Manifiesto del Partido Comunista, 1848)

De entre todas las ideas que se presentan en el Manifiesto y en este fragmento, una de las más interesantes, en relación con la globalización cultural, es la que sugiere esta frase: “En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos.”

Esta frase, escrita por Marx y Engels en 1848, refleja dos realidades que siguen siendo muy actuales: la creación de necesidades y el consumo de productos extranjeros. En cuanto a la primera, es muy interesante observar cómo hace casi dos siglos Marx y Engels ya advirtieron de este fenómeno: el sistema económico crea necesidades de consumo. Directamente relacionado con lo analizado en el apartado  ’El consumo’, el hecho de que surjan necesidades nuevas hace que la población caiga en la trampa y pase de ser personas para convertirse en consumidores.

Por otro lado, la globalización del consumo ha supuesto que en la sociedad desarrollada y moderna se consuman bienes venidos “de los países más apartados y de los climas más diversos”, es decir, de todo el mundo. Consumimos alimentos de otros países, productos electrónicos del otro lado del Océano, ropa de moda de otras culturas, música de artistas extranjeros, programas de televisión de canales internacionales… etc.

Según Marx y Engels, este consumo globalizado ha crecido en detrimento del consumo nacional y local. Se prefiere una hamburguesa del McDonald’s antes que un plato tradicional del pueblo, y vemos películas de acción de Hollywood antes que cine de autor de nuestro país. En este sentido la globalización cultural ha provocado lo que refleja la viñeta anterior: todos somos iguales.

La globalización cultural, aunque en cierta manera es sinónimo de progreso y modernidad, supone a la vez una progresiva desaparición de valores tradicionales y nacionales, cuya reivindicación, en vez de ser tachada de excesivamente patriótica o anclada en el pasado, tendría que ser defendida por aquéllos que no quieren ver cómo se pierde la identidad de los pueblos del mundo.

No está mal comer un BigMac (la hamburguesa más famosa del mundo), lo que está mal es olvidar la gastronomía tradicional o local, y fomentar de esta manera que sea el BigMac la comida preferida de todos los habitantes del planeta.

RELACIONADO: Ver el apartado ‘Fastfood’ (en modo #FastPost)

El concepto de aldea global

Muy en relación con lo que hemos comentado sobre la ‘globalización cultural’ está el siguiente término: ‘aldea global’. Este nuevo concepto, nacido de la obra del sociólogo canadiense Marshall McLuhan, intenta describir las consecuencias socioculturales de la comunicación inmediata y mundial de todo tipo de información que posibilitan y estimulan los medios electrónicos de comunicación.

Sugiere que en especial ver y oír permanentemente personas y hechos como si se estuviera en el momento y lugar donde ocurren revive las condiciones de vida de una pequeña aldea: percibimos como cotidianos hechos y personas que tal vez sean muy distantes en el espacio o incluso el tiempo, y olvidamos que esa información es parcial y fue elegida entre muchísima otra.

McLuhan se refiere a la Aldea global como un cambio producido principalmente por la radio, el cine y la televisión, medios de comunicación audiovisual que difunden imágenes y sonidos de cualquier lugar y momento y ocupaban un espacio cada vez más importante en el hogar y la vida cotidiana.

Las imágenes audiovisuales de los medios pueden pasar a formar parte de nuestra vida cotidiana casi con el mismo peso que las que percibimos directamente. Antes éramos habitantes de un mundo construido desde nuestro hogar y donde a lo sumo leemos sobre tiempos y lugares lejanos. Ahora vivimos en una aldea donde nos cruzamos permanentemente con todos los lugares y todos los tiempos, que muchas veces predominan sobre las personas y lugares con los que convivimos. El mundo entero se ha convertido para nosotros en una pequeña aldea global, en la que todos somos vecinos en un mismo espacio llamado planeta.

Globalización política

En la política, la globalización hace que los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado sociedad red, el activismo cada vez más gira en torno a las redes sociales, se ha extendido la transición a la democracia contra los regímenes despóticos, y en políticas públicas destacan los esfuerzos para la transición al capitalismo en algunas de las antiguas economías dirigidas y la transición del feudalismo al capitalismo en economías subdesarrolladas de algunos países aunque con distintos grados de éxito.

Geopolíticamente el mundo se debate entre la unipolaridad de la superpotencia estadounidense y el surgimiento de nuevas potencias regionales, y en relaciones internacionales el multilateralismoy el poder blando se vuelven los mecanismos más aceptados por la comunidad internacional.
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Se manifiesta en la homogeneización de las políticas que se aplican en los países de todo el mundo. Las recetas de política económica son casi siempre las mismas: apertura comercial, desregulación y privatización y estabilización… etc. Todas estas políticas son de corte neoliberal, puesto que la globalización está siendo impulsada desde Occidente.
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Varias definiciones hemos tratado de dar, a lo largo de anteriores artículos, sobre el concepto de globalización. Pero me doy cuenta que este concepto es muy amplio y también diverso. Siempre que trato de definirlo, o de buscar su mejor significado, me encuentro con los siguientes aspectos:

Proceso de intensificación de las interconexiones entre los diferentes sectores dentro del escenario mundial, de tal forma que los sucesos que ocurren en un lado del mundo influyen y repercuten en lugares lejanos a éste. Estos sucesos pueden ser de orden económico, político, social y cultural.

Un proceso diferente de acumulación del capital (última etapa del capitalismo), donde las multinacionales concentran cada vez más la producción. Existe, por tanto, una concepción global de mercado.

La base o pilar donde descansa el fenómeno de la globalización es el avance o innovación técnica. Se instaura una nueva sociedad del conocimiento.
Existe una perfecta movilidad del capital. Del capital financiero (dinero virtual), que prima sobre el capital mercantil (dinero real).

De ello deduzco que los factores de la globalización son: Libre Mercado, Intercambio Comercial, Tecnología y Revolución Informática o Revolución Tecnológica o de la Comunicación.

Los agentes que llevan a cabo este proceso son: OIG´s (Organizaciones Intra-gubernamentales), ONG´s (Organizaciones No Gubernamentales), empresas transnacionales y multinacionales.

Este sistema global tiene varios aspectos que se van relacionando entre sí. Un ejemplo es la economía mundial. Las economías nacionales se están haciendo cada vez más interdependientes unas de otras dentro del nuevo sistema. Esta economía global se basa en el libre mercado, y cada vez el Estado interviene menos en los asuntos económicos de su país. El mercado decide y el Estado vigila y regula, pero no ejecuta los programas económicos.

Ante la política global actual, el Estado ha dejado de ser el actor principal. La diferencia entre política interna y externa de los países está desapareciendo cada vez más. Ante esta realidad, las políticas internas de las naciones tienen que ir adecuándose a la política internacional.

Otro problema al que se enfrenta el Estado es que éste ha dejado de ser el principal promotor del desarrollo. Actualmente sus funciones son como regulador y vigilante de este proceso. Sin embargo, el Estado debe de entrar en coordinación con los demás actores, tales como: empresas y organismos internacionales, para lograr el desarrollo o para lograr ser el promotor principal de éste.

Muchos de los autores que se han ocupado del tema de la globalización, a los cuales trato de seguir, han llegado a una conclusión: que este fenómeno tiene un carácter supranacional, que es inevitable que el poder político olvide su estructura actual, marcada por el Estado-nación, para dar origen a organizaciones supranacionales que puedan ejercer adecuadamente el poder político. Un ejemplo muy claro de esto es la Unión Europea, la única organización internacional que es supranacional. La Unión esta por encima de los estados miembros, ya que están organizados por un Parlamento Europeo, un Tribunal, un Banco Europeo y por un novísimo tratado que quiere tener el honor de ser llamado constitución, pero olvidando lo fundamental de toda constitución no otorgada: que son sus Cortes Constitucionales las únicas que consienten esa potestad.

Durante la década de los años setenta y ochenta se empezó a desarrollar el sistema WOMP (World Order Model Project). Este sistema afirma que el Estado no es el centro y que existen muchas otras formas de organizar el mundo.

Para el analista internacional Peter Drucker, desde hace unos cuarenta años el Estado ha entrado en agotamiento y ha perdido fuerza por el avance en las comunicaciones y tecnologías. Muy al contrario para Harrison Smith, el Estado no ha perdido fuerza, sino que se ha transformado dentro del proceso de la globalización, ya que lo observa como un vehículo para la expansión de la economía global.

Entendemos por “democracia moderna” la forma de gobierno o de organizar el poder político en la que lo decisivo o lo importante es que el pueblo no sólo es el objetivo de la gobernación, sino también el sujeto que gobierna. El principio constitutivo de la democracia moderna es la soberanía popular. El pueblo es la fuente única y legítima de poder. También es el conjunto de procedimientos encargados de hacer viable el principio fundamental de la soberanía popular. Es un procedimiento, no una solución a los problemas de la sociedad. Es la forma de legitimar y autorizar el gobierno.

Se apela a la globalización para explicar el derrumbe de la soberanía de los Estados-Nación, para denunciar la inexistencia de democracia económica y la injerencia de los mercados monopólicos en los servicios básicos de las naciones. La globalización imprimió en las democracias la concepción de los intereses privados como los grandes beneficiarios de la organización social.

En las democracias el principio de ciudadanía implica soberanía popular y ésta supone participación ampliada y variada. Fenómenos como la desesperanza política en los partidos políticos, el absentismo electoral, la corrupción, el fraude fiscal o la falta de debate público ciudadano…, son síntomas de la inexistencia de la praxis ciudadana, relacionados a las carencias de identidades y de ausencia de Estado. Las democracias actuales se corresponden al modelo de Schumpeter, son democracias del mercado.

Ahora, más que nunca, es fundamental la vigencia de una democracia basada en valores éticos, que la convierta en una forma de vida y no solamente en una forma de gobierno. La necesidad de la transparencia está implícita en el concepto de vida honesta y de democracia, y debe estar vigente en todos los actos de la globalización. La democracia debe ser “participativa”, no sólo legal o formal.

Para el analista internacional Ernst Ultrich, la democracia debe de ser reinventada, mediante tres pilares principales. Primero, la forma estatal democrática nacional existente debe de cambiar. Las diferentes naciones cooperan en muchos ámbitos, que los diferentes Estados han acordado o tratado, como Tribunales de Justicia Internacionales, Convenios sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente, etc. Necesitamos la democracia estatal, puesto que únicamente ella otorga la necesaria legitimidad para las negociaciones internacionales.

El segundo pilar es la industria privada, que es la que en gran parte produce riqueza. Sin embargo, hay grandes industrias que contaminan y violan los derechos de sus trabajadores. Esto devalúa la democracia, y por lo tanto la opinión pública mundial debe castigar a estas empresas haciendo valer más la democracia y la justicia que lo económico.

El tercer pilar es la sociedad civil. La sociedad civil somos todos nosotros, en particular cuando colaboramos con las diferentes organizaciones e instituciones específicas. Estos organismos pueden contribuir a la democratización y concienciación de los pueblos, marcando el nuevo rumbo de participación.
Los efectos que ha causado la globalización en las políticas externas de los países serían:
  • La expansión de la OTAN hacia el Este.
  • Los programas de investigación millonarios de los norteamericanos para crear un escudo defensivo mediante satélites sobre la totalidad de su territorio.
  • El apetito imperialista de los estados más fuertes por seguir sometiendo a los más débiles.
  • El desarrollo de los armamentos nucleares ha servido para que más países construyan armas de esta clase.
  • Hay gran interés por parte de los países en alinearse en bloques comerciales, para poder tener un intercambio económico que los ayude a mejorar la productividad y elevar sus ingresos.
  • Se apoya la desaparición de las funciones del Estado, así se liberan de la pesada carga de la burocracia y la planificación central estatales, entregándose a la planificación central del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio y las grandes instituciones y trasnacionales de la comunidad capitalista.
  • Ya no se busca el bien común sino evitar males mayores, guerras mundiales, catástrofes epidemiológicas, entre otros.
  • La democracia pluralista y el libre mercado.
  • La comunicación y manejo de la información real y verídica en el instante en que suceden los acontecimientos en cualquier parte del mundo.
  • Descontinuación de los estados nacionales, en donde se reduce su soberanía y con ella la posibilidad de hacer efectiva la democracia, aumentando el poder y fuerza de algunos pocos estados y de las grandes empresas transnacionales que controlan el proceso.
  • Las corporaciones multinacionales son organizaciones globales que, no localizadas en ningún lugar específico de un Estado-nación concreto, forman una nueva clase gobernante mundial.
Los efectos de la globalización en las políticas internas de los países son:
  • La pobreza creciente en los países en vías de desarrollo.
  • El subdesarrollo económico y social.
  • Explotación y discriminación racial; con ello, resurgimiento de xenofobia.
  • Contaminación y calentamiento global.
  • El Estado carece de una perspectiva social, lo que mina las posibilidades de intervención y toma de decisiones de los ciudadanos a través de lo público.
  • Durante las campañas electorales no suelen prometer un programa neoliberal. Al contrario, critican a los antecesores y se camuflan a través de un discurso nacional y populista.
  • Apertura comercial y a nuevos programas de calidad y productividad en la industria de los países que generan competitividad.
  • Falta de preparación de los empresarios de países subdesarrollados para afrontar la globalización. Ello ha causado la quiebra de numerosas empresas, algunas de dimensiones importantes.
Como hemos mencionado anteriormente, uno de los principales actores dentro del marco de la globalización son los organismos internacionales.

Estas organizaciones internacionales tienen su auge en el siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, animadas por el propósito de que la cooperación y las buenas relaciones entre los estados permitirían evitar los posibles conflictos bélicos.

Las ONG’s representan un papel muy importante dentro de la política internacional. Cada vez más se involucran en la defensa de los derechos humanos, la lucha por el medio ambiente, la protección de refugiados o los niños pobres, entre muchos otros objetivos. Cada vez es más notoria la participación dentro del foro mundial de organizaciones como éstas.

Las organizaciones intragubernamentales (OIG´s) son de suma importancia a nivel mundial, ya que éstos son los foros en donde se tratan de resolver y analizar los problemas de la actualidad. Sin duda, la OIG más importante es la ONU. Esta organización engloba 189 naciones de todo el mundo. En ella se trata de mantener la paz y la seguridad internacional, encontrar soluciones pacíficas y promover el desarrollo. La mecánica de este tipo de organizaciones es redactar resoluciones y recomendar a las naciones que las lleven a cabo, aplicándolas a su política exterior. Este tipo de organizaciones no puede pasar por encima de la soberanía de los países miembros.

A través de este trabajo hemos intentado analizar los cambios que la globalización ha ocasionado dentro de la política mundial. Las consecuencias han sido muchas, pero conseguimos observar con mayor atención cómo el papel del Estado ha cambiado drásticamente a través de los años con el fortalecimiento de la globalización. También más que nunca, la democracia esta tomando un papel cada vez más importante como única fuente de verdadero poder en la sociedad civil.

La globalización política ha unido al mundo, haciéndolo uno. En la actualidad, un país no puede vivir aislado del entorno internacional. Se ha construido una interacción entre países que cada vez se está reforzando más y más. Hoy por hoy, los acontecimientos ocurridos en cualquier parte del mundo repercuten, sin duda alguna, en todos los restantes rincones de nuestro globalizado planeta.

Globalización económica

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Se caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria, cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.
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Globalización Comercial
Se refiere al desarrollo de un mercado cada vez más libre y en el que se produce más para el mercado mundial que para el nacional. Organismos como la OMC se encargan de velar por el cumplimiento de una serie de acuerdos que garanticen el libre comercio mundial.

Globalización Financiera
Hace referencia a la libre circulación de capitales a nivel mundial. Estos capitales se desplazan de un mercado a otro sin tener en cuenta la nacionalidad de los propietarios y buscando la máxima rentabilidad.

Globalización Productiva
Es simplemente la distribución por el mundo del proceso productivo. En los últimos años se está dando un tránsito de la producción industrial en masa hacia formas de producción mucho más difusas y flexibles. La mayoría de los bienes manufacturados raramente son producidos íntegramente en una sola fábrica.

Globalización Laboral
Es la fragmentación de los mercados de trabajo. Las empresas buscan siempre distintas vías para reducir sus costes de producción optando la mayoría de las veces por la más sencilla de ellas: la reducción de los costes laborales. ¿Cómo? Deslocalizando su producción y estableciendo fábricas en aquellos páises donde la mano de obra es barata, con lo que consiguen sustanciosas rebajas en sus costes, muchas veces a costa de la calidad de vida de sus empleados.
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El siguiente mapa reproduce muy bien la idea de ‘globalización económica’, un proceso gracias al cual las empresas multinacionales han conseguido expandirse por todo el mundo, aprovechando la globalización política y fomentando la globalización cultural.
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