Tomado de: Fast Food
Detrás del popular término ‘comida rápida’ o fast food se esconde una interesante forma de entender la forma de vida y los modos de operar de las personas (y de las empresas).
La popularización de la ‘comida rápida’ por todo el mundo se debe al éxito de la ‘globalización cultural’,
que ha fomentado que los habitantes del planeta se comporten de la
misma manera, tengan los mismos gustos y sigan las mismas tendencias y
modas.
Las modas no son únicamente en la forma de vestir o en la música,
también hay modas gastronómicas, y, sobretodo, en la forma de comer.
Desde la segunda mitad del S.XX estamos asistiendo al triunfo de una
moda gastronómica: la comida rápida.
El funcionamiento de el sistema de comida rápida es conocido por
todos (una muestra más de que ha triunfado), así pues vamos a centrarnos
otro aspecto que entraña la fast food. Es la dimensión cultural y, si se quiere, sociológica, la que nos interesa en este momento.
Como hemos dicho es fruto de la globalización cultural el hecho de
que la comida rápida se haya extendido por todo el mundo. La
globalización implica adquirir dimensiones globales, y el fenómeno de la
comida rápida lo ha conseguido. Como dice la canción McDollar, de Ska-P: “Hasta en Somalia ya tienen sucursal”.
Esta globalización, además de localizar restaurantes de comida rápida
por todo el mundo, ha producido un cambio en la forma de vivir de
muchas personas. Con el modelo de fast food se consigue disminuir el
tiempo empleado en la comida y, por lo tanto, se consigue así más tiempo
para emplearlo en otras actividades. Pero, ¿en qué se emplea este
tiempo obtenido gracias a la comida rápida? No se emplea en ocio, sino
en trabajar. Así pues, adoptando este modelo aumenta la productividad
laboral de cada trabajador.
Los trabajadores de los distritos financieros o de las oficinas, cuya
productividad depende del número de horas que se pasen delante del
ordenador trabajando, han eliminado de su forma de vida el tiempo para
comer. Para ellos, la comida se limita a un trozo de comida envasada o
preparada para ser ingerida en unos pocos minutos.
INTERESANTE: Frente al modelo de la fast food
se ha iniciado, aunque con menos éxito y menos seguimiento, el concepto
de ‘slow food’, que se contrapone a la estandarización de los gustos
gastronómicos y promueve la difusión de una nueva filosofía alimentaria
que combina placer y conocimiento. Aboga por la defensa de las
tradiciones gastronómicas locales tradicionales, con sus productos y
métodos de cultivación.
Además de suponer un cambio en las formas de actuar de las personas,
la comida rápida recibe otras críticas por parte de sectores preocupados
por la salud de las personas. Las famosas hamburguesas de un dólar son
poco saludables, y su bajo precio fomenta que sean consumidas
masivamente. Así se generan problemas de salud muy graves, relacionados
con el colesterol, la obesidad, etc.
Finalmente, volviendo al término ‘globalización cultural’, la comida
rápida, gracias a su facilidad para implantarse en cualquier país del
mundo, se ha convertido en un perfecto ejemplo de cómo se ha
desarrollado el fenómeno de la occidentalización. Empresas como
McDonald’s o Burguer King, de origen estadounidense, se han convertido
rápidamente en multinacionales que operan en todos los países, generando
así una estandarización de las tendencias gastronómicas de la gente.
Los jóvenes de este S.XXI se han criado comiendo hamburguesas que son
iguales en Estados Unidos que en Japón.
Relacionado con:
Este #FastPost está relacionado con lo analizado en el apartado La globalización y que tiene que ver con el concepto de ‘globalización cultural’.
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