martes, 30 de abril de 2013

Vigencia del análisis político ecuatoriano

Tomado de: Vigencia del análisis gramsciano para el proceso político ecuatoriano


Este artículo son reflexiones a partir de la lectura del recomendable libro "Contra hegemonía y Buen Vivir" de los editores Francisco Hidalgo y Álvaro Márquez, en el que tuve el honor de participar en su presentación en Quito junto a Francois Houtart, Julio C. Guanche y Francisco Hidalgo.

Decio Machado // Quito (Ecuador)

El capitalismo en Italia se expande tras su tardía unificación (1870), desarrollando una flamante industria automotriz en el norte que coexiste con la economía agraria del sur –“Mezzogiorno”-, hecho que se mantiene prácticamente hasta nuestros días. En paralelo al proceso de industrialización en el norte de Italia se desarrolló el Partido Socialista Italiano (fundado en 1892) y que fue el principal partido de la izquierda italiana hasta la Segunda Guerra Mundial.

Es en ese momento político en el que los industriales urbanos del norte de Italia trazan ciertos compromisos con los terratenientes agrarios del sur; en el que el Vaticano se enfrenta a la masonería y al anticlericalismo de izquierdas; y en el que el fascismo toma cuerpo haciéndose con el manejo burocrático del Estado a través de la figura de Benito Mussolini[1], cuando el conjunto de fuerzas reaccionarias se unen para hacerle frente a la proliferación de huelgas obreras en el norte y las rebeliones campesinas del sur italiano. Es en ese contexto político en que Amadeo Bordiga y Antonio Gramsci abandonarán el XVII Congreso del Partido Socialista (1921) que se celebraba en Venecia convocando a un congreso constituyente del que nacerá el Partido Comunista de Italia (sección de la Internacional Comunista), posteriormente ilegalizado por el régimen fascista en noviembre de 1925, lo que conllevaría, tras la violación de su inmunidad parlamentaria, el arresto de Gramsci y su encarcelación inicial en la cárcel de Regina Coeli para su posterior traslado al penal milanés de San Vittore.

El legado de Gramsci es amplio, pero para el caso quiero destacar las tesis de Lyon (1926), donde se indica que lo “nuevo” del fascismo es conseguir un tipo de unidad orgánica entre sectores sociales incluso antagónicos, y que antes estaban muy débilmente vinculados. Rompiendo con la ortodoxia, Gramsci entiende que las clases sociales no son homogéneas y puras.

¿Contrahegemonía en Ecuador?
Gramsci fue un marxista de las “superestructuras": ideología, construida por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad, a partir del concepto de "bloque hegemónico".
Es desde ahí desde donde las clases dominantes logran ejercer “hegemonía” cultural sobre las clases dominadas (educación, religión y comunicación), más allá del control de los aparatos represivos del Estado. Desde el análisis gramciano, incluso se hace referencia a la utilización de términos como “Nación” o “Patria”, como generador de sentimiento de identidad entre diferentes grupos sociales, uniendo explotadores y explotados en aras a un supuesto “destino nacional” y contra un enemigo exterior. De esta manera es como se conforma el “bloque hegemónico” en el cual confluyen todas las clases sociales en torno a un proyecto burgués.
El neopopulismo en Ecuador ha conllevado un “proyecto de país” serio e inexistente en las últimas décadas, y sin ser aún un gobierno de concertación, se ha ido transformando de forma acelerada en un alianza política que engloba las diferentes clases sociales existentes en el país, repartiendo beneficios para cada una de ellas.  
Desde esa perspectiva, clase dominante y clase dominada atenúan su lógica de conflicto, lo que tiene sentido con las posiciones varias veces expresadas por mandatario ecuatoriano en las que señala que el concepto de lucha de clases es algo caduco que se corresponde ideológicamente a la “izquierda infantil”. En su reciente viaje a Europa, el presidente Correa indicaba en Berlín que “somos un proyecto de izquierda, pero una izquierda moderna, que entiende el papel de la empresa privada en el desarrollo y que también entiende que el Estado tiene que tener un papel"[2].
Más allá de que el tan utilizado término “revolución” (alteración absoluta de las estructuras establecidas en un orden social y político para ser sustituidas por otras radicalmente distintas) pierde absoluto sentido; se constata la conformación de un “nuevo régimen” que combina discurso revolucionario y avances en materia social con ordenamiento cultural de la clase dominante. Dicha situación es posible a su vez, porque la clase dominante superó sus lógicas de desvergonzada concentración de la riqueza, precarización sin límites de salarios y privatización directa de servicios públicos. La clase dominante transformó su estrategia y la adecuó inteligentemente al mundo globalizado.
Es de esta manera que un gobierno que nace fruto del acumulado de la oposición popular al modelo neoliberal, termina manteniendo un modelo de acumulación basado en sistema de producción monopólico y neoextractivista.
La pobreza en Ecuador bajó, según datos oficiales, del 37,6% en diciembre del 2006 a 27,31% en diciembre del 2012, es decir, un 10,29% en seis años (línea base sobre quienes reciben menos de USD 2,54 diarios). El Informe de Desarrollo Humano 2012 -elaborado por el Programa de NNUU para el Desarrollo (PNUD) con indicadores combinados de esperanza de vida, año promedio de escolaridad, ingreso familiar e Ingreso Nacional Bruto-, ubica al Ecuador en el puesto 89 entre 187 naciones y dentro del grupo de países de desarrollo humano “alto”, con un IDH de 0,724 para el año 2012.
En diciembre de 2012 el gobierno decretaba un alza histórica del salario básico unificado, pasando del USD 292 mensual del 2012 al USD 318 actual. Pero es más, según datos oficiales, la evolución de ingresos familiares en 2006 conllevaba una cobertura de la canasta básica familiar de tan solo un 66,7%, mientras que en 2012 ese porcentaje se elevó al 92,43%. Según el propio mandatario, esta situación prácticamente cierra la brecha del “salario digno”[3], referenciando textualmente que “tenemos la mayor capacidad de compra de toda la historia[4]. Se estima que con dicho incremento salarial, las familias puedan cubrir en el año en curso el 103% de la Canasta Básica Familiar[5].
En paralelo, los 110 grandes grupos económicos (fuente SRI) han visto multiplicarse sus volúmenes de negocio y su diversificación en diferentes sectores económicos. A pesar de una Ley Antimonopolio, que aunque reciente, no muestra voluntad de ser aplicada en amplitud; la bonanza económica fortalecida por la demanda de un mercado donde circula más plata (sumatorio de inversión pública, precios de los commodities y, sin ser alarmante, cada vez mayor deuda externa -especialmente con China-), se replicó en el sector privado, más allá de la dimensión de su mercado interno. En una economía hiperconcentrada, sobra indicar que los mayores beneficiados han sido los grandes grupos económicos, quienes concentran el 41% del PIB.
La mayor presión fiscal desarrollada durante estos seis años de gobierno del presidente Rafael Correa, ha sido absorbida con quejas pero sin dramas por las grandes empresas,  dado el incremento de beneficio empresarial desarrollado en ese mismo periodo. Los grupos económicos en el ejercicio 2010 reportaron 650 millones de dólares en concepto de pago de Impuesto de la Renta, mientras que en el 2011 se elevó a 798 millones (incremento del 23,61%).
El posible efecto pasajero de la bonanza económica, tesis esbozada por el sector privado para justificar su escasa inversión, beneficiándose básicamente  del notable incremento en inversión pública, ya no es una excusa sostenible, pues aunque la política pública sigue anclada a factores exógenos (principalmente precios del petróleo), no existen perspectivas serias de que la tendencia de commodities y las necesidades de los BRIC, especialmente de la vorágine china, vaya a revertirse notablemente a mediano plazo.
El dinamismo de sectores como el comercial, no hay más que ver la proliferación de centros comerciales por todo el país, es bueno, pero se venden productos que no son de fabricación nacional. De esta manera, se mantiene la lógica económica heredada por la cual el importador se beneficia más que el productor de dicho dinamismo económico. Una política pública de marcado gasto ha permitido incrementar el consumo, situación de la que el sector privado se ha beneficiado.
En resumen, bajo los efectos ópticos basados en demagógicos discursos de retórica populista con base en la justicia, equidad, subsidios sociales y la construcción de una “Patria Nueva” superadora del pasado, se fomenta un imaginario de cambio que en realidad no es otra cosa que la consolidación de un bloque hegemónico que goza del apoyo de amplios sectores que van desde la clase media baja hasta el subproletariado, además de las clases dominantes.
Es la conformación del nuevo capitalismo ecuatoriano del siglo XXI, pretendidamente de “rostro humano” y articulado bajo una lógica de modernización del aparato del Estado, desarrollismo y el neoextractivismo (con reposicionamiento del Estado).
La utopía burguesa del Estado por encima del conflicto de clases, para el servicio del bien común, pierde credibilidad cuando la acción tiene perfil emancipador. Consciente de ello, el bloque hegemónico va tomando un perfil de cada día mayor marcada alianza de todas las clases sociales, donde todos deben y pueden ganar. Desde esa perspectiva de “consensos”, el Estado se siente legitimado para golpear (política, jurídica, económica y socialmente) a toda disidencia cuestionadora del modelo de desarrollo, en la búsqueda de su destrucción.
Apoyándonos en la teoría crítica desarrollada por Max Horkheimer –Escuela de Frankfurt de investigación social- el estado autoritario es un fenómeno sociológico que se construye tras circunstancias históricas donde antes existía desorden y crisis; presentándose como la vía para la superación de los problemas existentes. Es desde ese consenso entre grupos sociales desde donde se legitima un estado autoritario, y no a través del uso de la fuerza o el abuso del poder. Es, en términos marxistas gramscianos, el poder de la superestructura.
Si entendemos como “contrahegemonía” los elementos para la construcción de la conciencia política propia que genere espacios de disputa para la construcción de un bloque social alternativo desde las clases populares, es evidente lo lejos que estamos de dicha situación. Quizás por ello sonroja, que intelectuales afines al régimen, confundan el actual proceso de reorientación/modernización del sistema capitalista ecuatoriano, el cual aceptó en su estrategia de recuperación en crisis global, determinadas formas de regulación e intervencionismo estatal, lo que dista mucho de un cambio de hegemonía (discurso basado en lectura de indicadores respecto a calidad de vida, capacidad de consumo y reducción de la pobreza). Según Gramsci, la supremacía de un grupo social se manifiesta tanto por el dominio como por la dirección intelectual y moral.
El neopopulismo tiene como objetivo obtener legitimación social mientras se mantiene en el poder una élite específica que controla la hegemonía política a costa de la popularidad de su líder. En ese contexto, la distancia entre el discurso y la praxis se acrecientan, desarrollándose medidas populistas que bajo discursos rupturistas posicionan beneficios para la población, pero que lejos están de significar transformaciones profundas en los pilares del Estado ni en las relaciones sociales, económicas y políticas que se desarrollan en el país.
El poder articula entonces formas diferentes para posicionarse y legitimarse, utilizando fórmulas que van desde la violencia física hasta la manipulación psicológica. En ese contexto, está siendo el Derecho la herramienta que instrumentaliza el poder, encubriéndolo y difuminándolo; justificándolo y convirtiéndolo en "orden" social y político.
Mediante el Derecho, las respuestas a los conflictos de poder adquieren un aurea de legitimidad y neutralidad, aplicando un “código operacional” que tiene el efecto de limitar los hechos y la consideración de estos a su racionalidad legal (lógica binaria que se limita a definirlos como legales o ilegales), dotándose de respuestas normativas que pretenden garantizar la solución no arbitraria de los conflictos sociales. El efecto de universalización pasa a ser uno de los mecanismos aplicados por los grupos dominantes, a través del cual se ejerce la dominación simbólica y la imposición legitimada del orden social.
Es así que las contrahegemonías existentes, las que incluyen estrategias de orden crítico y posiciones que optan por la sustitución gradual del modelo extractivista -en su más amplio sentido- como mecanismo de superación civilizatoria, pasan a ser “blanco” político del poder y del aparato legal a su servicio (el Derecho -orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado teóricamente en postulados de justicia- no es más que el resultado del enfrentamiento entre diferentes grupos sociales en conflicto, pues es desde ese conflicto desde donde nace el Derecho).
Siguiendo a Michel Foucault, es entonces cuando interviene el “discurso del saber” como mecanismo por el cual se sustenta la justificación del método[6]. El ejercicio del poder pasa entonces de tan solo reprimir y castigar, a convertirse también en “productor de verdad”. Los “discursos del saber” se despliegan mediante herramientas de poder, implementadas a través del control social, el cual se justifica y reproduce sus prácticas de forma permanente como estrategia de adoctrinamiento y subsistencia. 
Desde el plano ideológico, en este proceso de reorientación/modernización del sistema, lo que unilateralmente se califica como aislado o atrasado, pasa a ser de antemano condenado. La transformación, reducida al rigor de una ecuatoriana selección darwiniana (miedo al provenir de nostálgicos del pasado combinado con ciudadanos débiles que no afrontan el “choque del futuro” y no asumen el tiempo que vivimos), pasa a fundamentarse bajo el criterio de que el provenir se encuentra en el progreso “técnico”, en la movilidad, en la competencia, en la profesionalización y en la comunicación.  Toda población que no asume el “nuevo orden” y las comunidades que mantienen ciertos niveles de impermeabilidad al efecto modernizante y globalizador son una molestia, pero sus tierras no si en ellas se encuentran los recursos naturales.
Lo más curioso de la “empanada” dialéctica, es que mientras en el pasado varios de los notables del oficialismo acusaban a los gobiernos neoliberales de “vender” el país a las importaciones de bienes de consumo de los países del Norte, en la actualidad van cambiando hacia Oriente una parte de sus destinos importadores manteniendo las mismas asimetrías (bienes primarios vs productos manufacturados con valor agregado).
Entender al proceso correísta como una política progresista de profundo carácter transformador, equivale a no entender los diferentes tipos de pensamiento conservador existentes, aquello que Pierre Bordieu definió como conservadurismo declarado y conservadurismo reconvertido o progresista, no entendiendo a su vez el conflicto de clases y la lucha “contrahegemónica” por una radical transformación sistémica y social. Es así que el pensamiento de la derecha más “rancia” -conservadurismo declarado-, tiene como centro el sentimiento de la declinación, la desesperanza y el miedo al porvenir, disposiciones que denuncia y combate la nueva burguesía, es decir, el conservadurismo reconvertido. 

El pensamiento conservador más reaccionario, pasa a ser confundido intencionadamente desde el poder con posicionamientos indígenas y rurales en defensa de derechos colectivos y formas propias de organización social, espacios los cuales pretenden ser liquidados por los nuevos planificadores (tecnócratas de la felicidad) que prestan una atención condescendiente e inquieta a estos excluidos mientras eliminan las realidades a las que ellos aún se aferran. Mientras el conservadurismo declarado aboga por la perpetuación del pasado, la nueva burguesía propugna la creación de proyectos modernizadores para “no volver nunca más al pasado”.
En una combinación aparentemente contradictoria, el conservadurismo progresista no es más que una fracción de la clase dominante que da como “ley subjetiva” lo que constituye la ley objetiva de su subsistencia: bajo el concepto de “gatopardismo” o “lampedusianismo”[8], se crea una apariencia de cambio revolucionario con el fin último de que la base, el núcleo del sistema, permanezca inalterado.

Construcción de “contrahegemonia”: una necesidad perentoria para la izquierda ecuatoriana
Desde la perspectiva de un gobierno que se llama a sí mismo “revolucionario”, propiciar condiciones para la movilización social y política de los sectores organizados de la sociedad, debería ser un objetivo institucional en la búsqueda de conformar mayores niveles de autonomía, organización, participación de la población en asuntos públicos, es decir, “contrahegemonía”.
Lejos de esta visión, el régimen se caracteriza por el intento de control -mayoritariamente exitoso- sobre el conjunto de organizaciones sociales, anulando su capacidad de movilización y entendiendo a ésta como un elemento de desestabilización política desde la disidencia.
El objetivo central del proyecto político correísta -en esta etapa de modernización del sistema capitalista ecuatoriano- es el monopolio de la vida política, lo cual le ha llevado a pasar de la utilización instrumental de lo popular al desprecio y control sobre todo tipo de articulación social. Siguiendo con Gramsci, hegemonía es una composición de dominación y dirección que significa presencia ideológica en la sociedad y el Estado, así como control sobre la dirección económica (control de los medios de producción). Partiendo de esta premisa, el bloque hegemónico habría conseguido sus objetivos tanto en el plano político como en el económico: de manera rotunda tras el proceso electoral de febrero de 2013 en el primero de los casos, como manteniendo el control en la disputa económica a través del mismo sistema de acumulación y matriz productiva heredada de la época neoliberal en el segundo. Siguiendo a Bolívar Echeverría, ni se supera el productivismo ni se replantea el valor de uso como forma natural de la reproducción social.
Entendiendo como crisis de hegemonía a la que se da cuando aún manteniendo el propio dominio, las clases sociales dominantes dejan de ser dirigentes de todas las clases sociales -no resuelven los problemas de toda la colectividad y dejan de imponer su concepción del mundo al conjunto de la sociedad-. Se debe indicar que el actual gobierno ha reconsolidado a las clases dominantes y el sistema económico sobre el que se sustenta, habiéndose convertido el Buen Vivir -discurso transversal en los planes de desarrollo- en un limitado concepto que se sostiene sobre el mayor suministro de servicios básicos a la ciudadanía y el aumento de su capacidad de compra de bienes y servicios en el mercado.
El golpe recibido por las izquierdas políticas en las últimas elecciones presidenciales y legislativas celebradas recientemente en Ecuador, ponen en cuestionamiento la credibilidad de estas como factor “contrahegemónico” en el momento político actual, planteando el reto en el campo popular de un análisis adecuado sobre el nuevo bloque hegemónico consolidado, para así encontrar las potencialidades transformadoras existentes en el nuevo modelo de capitalismo posneoliberal ecuatoriano y el mecanismo de reorientación adecuado para las izquierdas más tradicionales.



[1] El 23 de marzo de 1919 Benito Mussolini funda en Milán el primer "fascio di combattimento", adoptando símbolos que hasta entonces habían distinguido a los arditi, como las camisas negras y la calavera, llegando al poder tras la crisis ministerial del primer trimestre de 1922.
[3] Desde hace dos años el término “salario digno” es aplicado en Ecuador como el resultado de dividir los perceptores del sueldo por familia (1,6) y el promedio anual de canastas básicas familiares (USD 589,39).
[4] Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Sudamérica (ANDES), 22 de diciembre de 2012. http://www.andes.info.ec/es/econom%C3%ADa/salario-básico-unificado-2013-sube-318-dólares.html
[5] De cumplirse esta condición, las empresas que generen utilidades ya podrán distribuir también esta ganancia entre las directivas empresariales.
[6] Por ejemplo tan solo un ejemplo del “discurso del saber”: la prisión pasa de ser el resultado de los intereses de determinadas élites dominantes -las cuales inventaron el encierro para determinadas personas dominadas que “incomodaban” y “perjudicaban” sus intereses-, a tener a partir del siglo XIX mediante el positivismo jurídico y científico, un discurso de justificación social (separación de la sociedad para un adecuado proceso de reinserción social).
[7] El "gatopardismo" o lo "lampedusiano" es en ciencias políticas el "cambiar todo para que nada cambie", paradoja de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (fallecido en1957) en su libro “Il Gattopardo”, publicado póstumamente por la editorial del activista comunista italiano Giangiacomo Feltrinelli.

Comentarios:

Ani dijo...
Por qué ustedes los analistas no se lanzan de candidatos para gobernar un país? Lo tienen todo muy claro al parecer, visualizan incluso el futuro. ¿Por qué se quedan escribiendo artículos de análisis y más análisis sobre lo mal que lo hacen los que gobiernan, sobre augurios con largas explicaciones sobre sus preferencias y soluciones. ES que solo pueden aportar palabras y análisis que se quedan el papel y blogs en la red. Sí gracias por contarnos su opinión, pero a trabajar un poco y poner el hombro que es lo que más se necesita para hacer cambios.

El analfabeto Politico

Analfabeto político.
Por Hugo Yasky *


  • El analfabeto político argentino piensa que es mejor que lo gobiernen los ricos porque ellos poseen dos ventajas, saben mandar y como tienen plata no necesitan robar. 
  • El analfabeto político argentino piensa que la plata que el Estado gasta en sostener políticas de asistencia social es un despilfarro que como fin tiene favorecer el parasitismo social para ganarse el voto de los pobres. 
  • El analfabeto político argentino está convencido de que lo que él llama villeros deben su situación a la falta de esfuerzo y a cierta condición de inferioridad debido a la escasa ingesta de proteínas. 
  • El analfabeto político argentino piensa que para terminar con lo que él cataloga como gobiernos populistas el voto debería graduarse según el nivel de instrucción de los electores. 
  • También según el poder adquisitivo, pero esto lo admite sólo en círculos muy selectos. 
  • El analfabeto político argentino cree que las desigualdades son naturales y que es pretender ir contra las leyes de la naturaleza tratar de revertirlas. 
  • Dice así como hay negros y blancos, existen pobres y ricos. El analfabeto político argentino entiende que es natural que cuanto más se tiene más se intente evadir el pago de tributos, ya que ese dinero alimenta la voracidad de los corruptos que gobiernan. 
  • El analfabeto político argentino besa la bandera en la final de la Copa Davis porque se siente argentino hasta la muerte pero le parecen excelentes los fallos ejemplificadores a favor de los fondos buitre. 
  • El analfabeto político argentino cree que la prensa es independiente sólo si está en contra del gobierno. 
  • El analfabeto político argentino está convencido de que con mano dura se resolverían los problemas de la inseguridad y la corrupción y pone como ejemplo los gobiernos militares, en los que no les consta que haya habido inseguridad o corrupción. 
  • El analfabeto político argentino piensa que la Justicia así como está es un desastre pero intentar cambiarla es violentar su independencia. 
  • El analfabeto político argentino está convencido de que la televisión no influye en absoluto en la formación de su posición pero cree que Lanata sería un excelente candidato a la presidencia. 
  • El analfabeto político argentino odia el influjo movilizador de los choripanes y está convencido de que cuando sale con cacerolas a él no lo convocó nadie porque llegó caminando o en taxi. 
  • El analfabeto político argentino goza de la cumbia pero en los lugares y en el momento que corresponda. 
  • El analfabeto político argentino, comparado con la media, tiene altos niveles de instrucción, generalmente secundaria completa y estudios terciarios.

domingo, 28 de abril de 2013

Excepcional Pepe Mujica.


Conceptos basicos del Consumismo voraz.



Mujica pide a jóvenes "no despilfarrar la vida".



Mujica en la Universidad de la Plata.

Ir más allá del capitalismo

El Foro Social Mundial (FSM), reunido esta semana en Brasil, tiene la tarea urgente de proponer soluciones alternativas para la crisis mundial del capitalismo, e impulsar un control democrático de la economía y el Estado en todo el planeta, dice Walden Bello.
El editor de TerraViva, Alejandro Kirk, dialogó con Bello.
Alejandro Kirk: En el contexto de la actual crisis mundial, ¿cuál es la tarea más relevante del FSM?
Walden Bello: Estamos en una coyuntura histórica muy crítica, en la que el capitalismo neoliberal se está deshaciendo. Pienso que el FSM es un sitio donde deberían tener lugar discusiones muy serias, en términos de anticipar la probable respuesta del capitalismo global, así como impulsar alternativas a la crisis actual. Debemos poner realmente la tarea del FSM en el contexto de la crisis mundial, verdaderamente masiva.
Kirk: ¿Así que Belém será un escenario crucial para el futuro del FSM?
Bello: Sí, definitivamente. En este punto será fundamental para la sociedad civil mundial responder a esta crisis, más allá de la clase de soluciones para la estabilización que se están empezando a ver en Europa y Estados Unidos.
Las elites capitalistas ya están yendo más allá del neoliberalismo de muchas maneras, así que pienso por un lado que en Belém será realmente importante llegar a un consenso sobre la crisis del capitalismo, y deberíamos tener discusiones muy serias sobre cómo ir más allá de (esas) soluciones. Pienso que necesitamos proponer alternativas desde dentro del sistema, como una expansión de la democracia social, por ejemplo.

Kirk: ¿Cómo puede el FSM llegar a semejante respuesta y cómo puede implementarla?
Bello: En Belém se necesita identificar no sólo una crisis del neoliberalismo, sino una crisis del capitalismo. En el modo de producción capitalista, las raíces de la crisis son dinámicas. La alternativa a eso es algo que necesitamos abordar seriamente.
Realmente necesitamos enmarcar nuestras respuestas en términos de valores universales comunes, como la cuestión de la justicia y de la equidad, crear una alternativa que realmente se preocupe por el bienestar de la gente. Pienso que el debate en Belém será muy crítico en ese sentido.
En cuanto a la implementación, hay que ser bastante innovadores. Necesitamos vincular sólidamente nuestro movimiento en diferentes países, interactuando con respecto a las alternativas que se promueven. No puede ser fácil, pero este compartir experiencias e ideas y crear redes es algo en lo que el foro jugará un rol fundamental.

Kirk: En sus escritos, usted parece evitar términos clásicos como "socialismo", "revolución" y afines para describir a la clase de sociedad a la que aspira el FSM.
Bello: No rehúyo tanto de articular la alternativa. (Queremos) democratizar la propiedad de los medios de producción. Ya sea que uno llame a eso socialismo o democracia popular, o socialismo democrático, de lo que uno realmente está hablando es de un control democrático de la economía.
Necesitamos mirar la posible articulación de economías combinadas, con diferentes sistemas de propiedad dentro de la economía, lo que probablemente incluirá empresas sociales, cooperativas, empresas privadas y estatales.
Ésa es una dimensión. Otra es la cuestión de volver a centrarse en la economía interna, en el desarrollo económico nacional en vez de en los mercados exportadores. Estaríamos hablando sobre la importancia crítica de la equidad, de mecanismos bastante fuertes de ingresos y redistribución. Y sobre una alternativa ecológicamente sostenible. No quiero usar el término "socialismo" porque hay ciertas connotaciones sobre de qué se trata el socialismo que devuelven la imagen de Europa oriental.

Kirk: ¿Hay algo similar a esto que esté ocurriendo en alguna parte del mundo precisamente ahora?
Bello: Estamos viendo esfuerzos coherentes con esta línea en varios países, ciertamente en Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por supuesto que cada proceso tiene sus propias particularidades y dinámica.
Yo diría que a medida que la crisis se profundiza --y pienso que estamos en las etapas iniciales de esta crisis-- los esfuerzos de la gente van a ir más allá de los muy tradicionales mecanismos de estabilización ahora en curso. Así que imagino que veremos cada vez más de estos esfuerzos, por el control democrático y la participación.

Kirk: En este proceso, ¿los países en desarrollo asumen el liderazgo y el Norte industrializado se queda rezagado?
Bello: Yo no diría eso. Pienso que la gente todavía está aturdida por la crisis, especialmente en Estados Unidos, Europa y Japón. La crisis se mueve muy, muy rápidamente. Yo no descontaría el surgimiento de movimientos populares en estas áreas.
Kirk: También está el riesgo de reacciones de la derecha radical, como las de Francia e Italia.
Bello: Eso es definitivamente una posibilidad. Lo que vamos a ver es tres posibilidades: una radicalización hacia la izquierda, una radicalización hacia la derecha --y éste es un gran peligro en el Norte, en lugares como Italia y Francia-- o simplemente la parálisis. Así que no hay garantías de que las alternativas progresistas vayan a crecer. Los progresistas, con su conocimiento de la sociedad y su estrategia, deben luchar por su hegemonía.
Kirk: Hace poco usted escribió que la balanza global del poder se está inclinando hacia el Sur en desarrollo.
Bello: Lo que quiero decir es que en la última década hemos visto el debilitamiento de los centros económicos tradicionales. Vimos que Estados Unidos ingresó en esta forma de capitalismo guiada por el consumo y las finanzas, financiada por China. El crédito chino ha mantenido a la economía estadounidense funcionando.
En los últimos 10 a 15 años, países como Brasil, China e India se han convertido en actores económicos relativamente más fuertes, con el cambio de puestos laborales y capital. Se han vuelto los acreedores del Norte. Eso es lo que quiero decir en términos de equilibrio de poder. No estoy diciendo que se hayan convertido en el nuevo centro. El Norte continúa siendo el poder hegemónico, especialmente Estados Unidos.

Kirk: ¿Es esto positivo para la clase de esfuerzo que usted exige?
Bello: Depende. Sobre todo, cuanto menos hegemónicos se vuelven los países del Norte y cuanto más poder se difunde hacia el sistema mundial, pienso que es un hecho positivo. Por otro lado, hay que darse cuenta de que estas economías (del Sur) están controladas de muchas maneras por una elite capitalista. Por ejemplo, (la elite) de China es menos responsable que, digamos, la elite de Estados Unidos.
Kirk: En este contexto, ¿cómo ve el ataque israelí contra Gaza?
Bello: Desde el primer momento he sostenido que hay ciertas luchas clave sobre las que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte. Definitivamente, la cuestión palestina es una de ellas. El FSM debería condenar a Israel y apoyar el derecho de los palestinos a su propio Estado, apoyando el derecho de regreso de los palestinos a lo que ahora es Israel.
Yo realmente siento que el FSM ya no puede decir que simplemente queremos brindar un techo para que tengan lugar las discusiones. Siempre he dicho que esa clase de postura académica terminará disipando el espíritu del FSM, y pienso que eso ya ha ocurrido, hasta cierto punto.
Reforzar realmente su alma y continuar proporcionando una fuerte energía en apoyo de los movimientos de la sociedad civil, la cuestión palestina y Afganistán, la cuestión del capitalismo, son temas en los que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte.

Kirk: Tal enfoque demanda una estructura permanente.
Bello: Sí, pensamos que deberíamos hallar maneras de volver al Consejo Internacional un organismo más responsable. El problema con él es que se trata principalmente de un grupo de debate más que de una entidad con poderes efectivos para hacer avanzar la lucha.
Uno de los problemas del FSM es que no hay un sentido de acumulación de lecciones de uno a otro. Ése es el desafío. Pero pese a todas las debilidades del FSM, todavía es un mecanismo muy importante para que la sociedad civil global pueda influir en el curso de los acontecimientos mundiales.

Este informe fue publicado por TerraViva, un periódico independiente de IPS, en el Foro Social Mundial de Belém, Brasil.

"Mi consejo: estudia al rico, el pobre ya sabe qué va mal"

Susan George insiste en que dinero hay, y mucho. El problema es que no se busca en el lugar adecuado.
Susan George ha parido tres hijos que le han dado cuatro nietos, El informe Lugano (1999) y una decena de libros más, centenares de artículos y un peculiar sistema para comprender las megacifras de esta crisis: un euro equivale a un segundo. De modo que los 15.000 millones eue el presidente Zapatero pretende ahorrar son 475 años, y el fondo de 750.000 millones de la UE y el FMI para salvar países en apuros suman ¡casi 24.000 años! "Lo que han hecho por ahora es salvar a los bancos, no a las personas, no a griegos o españoles. Enriquecemos a los bancos y luego los salvamos".
"Tomo fenómenos que parecen complejos y los hago más simples sin simplificarlos", explica mientras desgrana en tono didáctico su receta contra la crisis, detallada en Sus crisis, nuestras soluciones, editado por Icaria e Intermón Oxfam. Es tan entusiasta con su discurso como con el menú degustación que elige. "Los primeros espárragos que tomo esta temporada. Deliciosos. ¿Cómo traen esta merluza? ¡Sabe como si acabara de salir del mar!". Deja el plato reluciente.
Nada que ver con lo que se cuece en los mercados financieros. "Se hacen algunas cosas muy sucias que deberían estar prohibidas". Y se lanza a explicar cómo se perpetra un ataque al euro o da otro ejemplo que, formulado así, pone los pelos de punta: "Compro el seguro de su casa sin que usted lo sepa, la incendio, queda reducida a cenizas, ¡y cobro el seguro!". ¿Cómo dice? "Eso, más o menos, son los llamados derivados, algo muy común". La incansable señora George (Akron, Ohio, 1934) lucha para que la gente reclame urgentemente reglas estrictas en esa selva de tiburones. "Algunas prácticas debe ser ilegalizadas; otras, gravadas".
Ha perdido casi todas las batallas que ha librado. Y son muchísimas. Recuerda una victoria, a finales de los noventa: "Nos libramos de un texto horrible de la OCDE, el Acuerdo Multilateral de Inversiones, que daba barra libre a las corporaciones".
Esta politóloga alta, coqueta, que votó por Obama, llegó a París en 1954. Fue a estudiar, se enamoró y se quedó -también es francesa-. Sigue al pie del cañón. "Me interesa quién manda. A los jóvenes siempre les digo: 'Estudiad a los ricos y poderosos. Los pobres no necesitan que investigadores como nosotros les digan qué va mal. Ya lo saben". A ella le aterra el cambio climático. Prueba el pudin de Yorkshire. Aprobado. "Es como el mío".
Insiste en que dinero hay, y mucho. El problema, asegura, es que no se busca en el lugar adecuado. "Tras la crisis de Lehman Brothers había nueve millones de personas que juntas tenían 38.200.000.000.000 dólares, con 11 ceros [más de un millón de años], dólares listos para invertir, casi en cash, no en casas, yates o cuadros. En efectivo". Información "interesantísima", cuenta, cortesía de Merrill Lynch.
"Cualquier banco que haya sido salvado con dinero público debe estar obligado a prestar dinero a gente normal. Con garantías, claro, no pretendo que repartan el dinero alegremente en las calles", puntualiza.
"¡Dios, estoy llena. Esto es una fiesta gastronómica! Cenaré poco". ¡Ah!, no piensa jubilarse.

Abandonemos el Consenso de Washington, forjemos el Consenso de Estambul

Tomado de: Abandonemos el Consenso de Washington, forjemos el Consenso de Estambul

El mundo ya tuvo más que suficiente con el Consenso de Washington. Es hora de imponer el Consenso de Estambul, un acuerdo basado en el sentido común, las soluciones de bajo costo, la transparencia y la justicia.
Antes de Estambul, el encuentro más reciente organizado por la ONU para tratar el tema de los llamados “países menos desarrollados” tuvo lugar hace diez años, en pleno auge del Consenso de Washington. Los principales arquitectos de las reglas y los elementos de aquel conjunto de políticas fueron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Institucional.
Podemos resumirlas rápidamente: lo privado siempre funciona mejor que lo público, hay que privatizar los servicios públicos y evitar que el gobierno se encargue de nada que el sector privado pueda asumir; hay que integrar al país a la economía internacional, independientemente de su nivel de desarrollo; hay que reforzar el “libre” comercio, es decir, el comercio sin límites ni regulaciones; hay que dar la bienvenida a la inversión extranjera en todos los sectores, sin importar la empresa de la que provengan los capitales, aun cuando alguna de esas compañías sea mucho más poderosa que las del país; hay que asegurarse de que la mano de obra sea “flexible” y agradezca cualquier empleo que aparezca, y así aplazar la demanda de mejores salarios y condiciones laborales; por sobre todo, hay que reconocer que el mercado tiene la razón, no se puede equivocar y por eso no debe regularse desde afuera, sino dejarlo organizar la economía y la sociedad conforme a sus intereses. Este “consenso” se parece bastante a las doctrinas religiosas.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional llevan unos treinta años prodigando consejos a todos los países endeudados del hemisferio sur, entre ellos los países menos desarrollados. Cuanto más débil el país, menores sus posibilidades de oponer resistencia o plantear contraargumentos. Cada gobierno recibe un programa obligatorio “de ajuste estructural”, un plan diseñado a modo de receta única que exige a los países “recurrir a sus exportaciones para superar la deuda”. Se supone que estos países deben obtener divisas mediante la exportación de, en su mayoría, materias primas y cultivos comerciales para pagar viejos préstamos. Deben también eliminar el acceso gratuito a servicios como salud y educación e imponer medidas de “recuperación de costos”, es decir, ponerles precio.
Estos programas suenan muy bien, excepto por un pequeño detalle: no funcionan (si por “funcionar” se entiende que las personas estén económicamente mejor, se reduzca la desigualdad entre y dentro de los países, se disminuyan o eliminen la miseria y el hambre, se multipliquen las oportunidades de tener un empleo digno y tenga lugar un cambio que efectivamente merezca denominarse desarrollo.
Las políticas del Consenso de Washington no llevan a tales resultados; en realidad, las únicas sociedades que solían etiquetarse como tercermundistas y han dejado atrás el subdesarrollo, desde Corea del Sur hasta China, hicieron la transición mediante políticas diametralmente opuestas a la fórmula recetada por los economistas neoliberales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional: interfirieron de manera directa en los mercados con subsidios, controles de salarios y precios, altos aranceles, inversión pública masiva en educación, etcétera.
Los países menos desarrollados, en el mejor de los casos, se encuentran en el mismo punto que hace diez años; en la mayoría de ellos, la situación ha empeorado.
Por su parte, los países menos desarrollados, en el mejor de los casos, se encuentran en el mismo punto que hace diez años. En la mayoría de ellos la situación ha empeorado y el número de naciones clasificadas como países menos desarrollados se duplicó: ahora son 48. Las metas de desarrollo del milenio no se cumplirán en el plazo fijado (año 2015), pues las tendencias actuales indican que necesitaríamos 100 años para reducir el hambre a la mitad. Estos países tampoco han “superado la deuda”, como lo prometía el Consenso. En conjunto, los países menos desarrollados siguen hundidos en la deuda y dan a sus acreedores, públicos y privados, $11.400 por minuto por concepto de pago del servicio de la deuda.
Sabemos lo que necesitan esos países y la Cumbre de Estambul debería servir para dejar bien claro este mensaje: al igual que todas las personas en el planeta, quienes habitan los países menos desarrollados necesitan alimento y agua limpia, una vivienda, educación para sus hijos, salud (incluida la salud reproductiva) y un entorno físico digno. Además, necesitan urgentemente la cancelación de la deuda. Ahora el Banco Mundial enfatiza el papel del conflicto en los “Estados frágiles” al perpetuar su subdesarrollo. No obstante, pasa por alto la clara correlación estadística entre el conflicto y los altos niveles de endeudamiento. La fragilidad de algunos, como Somalia, borda el abismo.
También sabemos, en general, qué hacer para dar a la gente lo que necesita o, mejor aún, ayudarle a desarrollar la capacidad de proveérselo por sí misma. Hay, por ejemplo, infinidad de programas, algunos incluso implantados en grandes extensiones del África, que han demostrado la posibilidad de duplicar o triplicar la producción de cultivos alimenticios con métodos agrícolas de mano de obra intensiva, científicamente mejorados y totalmente orgánicos. Las edificaciones de barro han vuelto a ser valoradas; lejos de considerarse “primitivas”, resultan durables, adaptables a las condiciones ambientales y muchas veces también estéticas. Incluso disponemos de métodos baratos para recolectar, purificar y conservar agua.
En cuanto se canceló parte de la deuda de Tanzania y el gobierno dejó que el pueblo decidiera qué hacer con el ahorro de ese dinero, en una región el número de niñas inscritas al colegio se incrementó repentinamente en dos tercios gracias a la eliminación de cuotas escolares.
En cuanto se canceló parte de la deuda de Tanzania y el gobierno dejó que el pueblo decidiera qué hacer con el ahorro de ese dinero, en una región el número de niñas inscritas al colegio se incrementó repentinamente en dos tercios gracias a la eliminación de cuotas escolares. Las estadísticas muestran, además, que cuando una chica incrementa su escolaridad en tres años tiene un hijo menos al llegar a la madurez. Y podríamos seguir dando ejemplos, pero todas las soluciones a los problemas más elementales tienen una gran desventaja: son de bajo costo y no se traducen en rentabilidad para las corporaciones, los bancos y los onerosos consultores. No se basan en el mercado, sino en la solidaridad, de manera que resultan inaceptables según las normas del Consenso de Washington.
También sabemos, por desgracia, que a veces la principal necesidad de un pueblo es tener un gobierno honrado. Global Financial Integrity, una ONG que da empleo a ex personal del Fondo Monetario Internacional, calcula que las riquezas que salen del hemisferio sur cada año suman casi tres billones de dólares. Dos economistas de la Universidad de Massachusetts midieron las transferencias de cuentas públicas a privadas en 48 países del África subsahariana en un período de 30 años: más de $720.000 millones. Destacan casos en los que hasta 60% de un préstamo salió del país en el mismo año en que fue otorgado. Los pueblos tendrán que seguir sacrificándose con tal de que se paguen los intereses de esas deudas, como si los préstamos efectivamente se hubieran invertido.
¿Será posible que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, celosos vigilantes del cumplimiento de los programas de ajuste estructural impuestos mediante el Consenso de Washington, no advirtieran estos robos? ¿O acaso conocían la situación y no hicieron nada al respecto? En el primer caso, es justo constatar su incompetencia; en el segundo, procede acusarlos de complicidad.
El mundo ya tuvo más que suficiente del Consenso de Washington y es hora de imponer el Consenso de Estambul, un acuerdo basado en el sentido común, las soluciones de bajo costo, la transparencia y la justicia y, por fin, brindar una verdadera oportunidad a los pueblos de los países menos desarrollados.

Crisis Globales, Soluciones Regionales

Tomado de: Crisis Globales, Soluciones Regionales


Activistas de Asia, África, América Latina y Europa afirman que la integración regional es la única respuesta viable a las crisis económica, climática, alimentaria y energética.
Este video es parte de la iniciativa Agenda de los Pueblos para Regionalismos Alternativos – http://www.alternative-regionalisms.org/ Para poder saltar entre los diferentes capítulos y/o seguir la transcripción interactiva , recomendamos ver el video en el sitio de youtube http://www.youtube.com/watch?v=ewBLcorLHTE
 

CAPÍTULOS
1 – ¿Porqué son importantes las regiones en un contexto de crisis globales?
* Ningún país puede afrontar las crisis por si solo
* Integración regional: acabar con la dependencia de los mercados globales
* Integración regional Alternativa: hacia otro modelo de desarrollo
* Integración regional centrada en los pueblos: mucho más que mera cooperación económica
2- ¿Qué problemas se abordan mejor a escala regional?
3- Reivindicando las regiones: el papel de los actores sociales

PRODUCCIÓN
Video Documental | 26 minutos | Abril 2012
Producido por: Transnational Institute, en cooperación con Focus on the Global South y Alianza Social Continental. Este video es parte de la iniciativa Agenda de los Pueblos para Regionalismos Alternativos – http://www.alternative-regionalisms.org/

“El libremercado supone una lucha entre el sistema social y el tributario”



“El libremercado supone una lucha entre el sistema social y el tributario”

Susan George pone de relieve las contradicciones del modelo de reforma de la UE y su política comercial; la globalización neoliberal y las relaciones norte-sur.
Susan George, activista social, filósofa, escritora y presidenta del Comité de Planificación del Transnational Institute, fundadora de ATTAC y pionera del movimiento alterglobalizador. Inauguró en Málaga el ciclo de conferencias titulado Crisis Económica y Financiera. ¿Hay alternativas? organizado por la Oficina de Información Europea de la Diputación de Málaga, en colaboración con FAMSI.
En su discurso puso de relieve las contradicciones del modelo de reforma de la UE y su política comercial; la globalización neoliberal, la organización del comercio mundial, el papel de las instituciones financieras internacionales y las relaciones norte-sur, aspectos en los que ha centrado sus denuncias públicas y sus diversos libros, traducidos a más de 20 idiomas. El Informe Lugano, uno de sus libros más conocidos, va ya por su 14ª edición.
Pregunta: Ya en el año 2001 usted afirmaba que el comienzo del fin de los más graves problemas empezaba con la formulación de dos preguntas. Una de ellas, ¿Quiénes son los responsables de la crisis actual?. Desde entonces ha pasado casi una década ¿hemos sabido responder a esa pregunta?
Susan George: Hace mucho tiempo que no leo el Informe Lugano pero si estoy segura de la responsabilidad del grupo de Davos. Ellos son los principales actores de la industria y la economía y los gobiernos actúan a favor de este grupo, incluso los socialistas, como es el caso de España, más cercanos al neoliberalismo. Sobre las causas de la crisis va mi último libro que se titula “Crisis suyas, soluciones nuestras” en el que expongo que la elite económica mundial reunida alrededor del Foro de Davos es el principal actor en la crisis económica y financiera.
P. Se calcula que con los 700 mil millones gastados en EEUU para rescatar a los bancos, aliviaríamos el hambre en el mundo y sobrarían fondos. ¿Cuál es su propuesta?
S.G. El de los Estados Unidos es un mercado desregulado. Había un libre mercado con reglamento y regulación pero los bancos gastaron cinco mil millones de dólares para acabar con esaregulación y de esa forma, hacer lo que quisieran. En definitiva, de ahí viene esta crisis. Y se agrava con la preocupación de los gobiernos por el déficit del Estado y no por el déficit de los individuos.
Mi  propuesta es socializar los bancos. Sobre todo aquellos bancos que han sido rescatados con dinero público. Es justo exigirles el préstamo de un porcentaje de las cantidades que han percibido.
P. ¿Queda en entredicho el libre mercado?I
Es que tal y como está planteado supone una lucha entre el sistema social y el tributario. La competencia entre ambos es cada vez más férrea.
P. En su teoría de los círculos concéntricos sitúa a las finanzas por encima de todo y sobre todas las cosas. El planeta no es más que un mínimo punto en la escala de intereses. ¿Cómo invertir el orden de los círculos?
S. G. ¿Cómo se hace esto? Invertirlo todo con alianzas, con otras personas y entendiendo los problemas, ¡es imposible hacer política si la gente no entiende cómo les están explotando! Si no queremos suicidarnos, debemos poner al Planeta en la base superior de los círculos concéntricos, en la situación privilegiada. A continuación debería estar la sociedad que tiene que obedecer las reglas de la biosfera y para ello, necesitamos una economía. Y por último situaríamos las finanzas porque tan solo son una herramienta.
P. Usted propone una alianza internacional de sindicatos para frenar las consecuencias del neoliberalismo sobre el trabajo…
S.G. Pero no solo de sindicatos. Todo el mundo necesita alianzas en su defensa de las consecuencias que plantea el modelo. Yo propongo hablar a la gente de lo que normalmente no se le habla. Trabajadores, mujeres, agricultores, organizaciones para el desarrollo, medios de comunicación, ecologistas… no debemos dejar lo que estamos haciendo pero hay que aunar esfuerzo. ¡Es necesaria mucha presión!
P. Desde TNI (Trasnational Institute) habéis dedicado mucha atención a las políticas locales innovadoras, por ejemplo, la democracia participativa. ¿Qué papel tienen estas políticas?
S.G. Sí, tenemos un nuevo programa sobre democracia directa, dirigido por Hilary Wainwright, investigadora y escritora  sobre las nuevas formas de  responsabilidad democrática dentro de los partidos, los movimientos del estado. Ella es la que impulsa y edita Red Pepper, una popular revista de izquierdas inglesa, y ha documentado numerosos ejemplos de movimientos de democracia renaciente desde Brasil hasta Inglaterra y las lecciones que esto desempeña sobre las políticas progresistas.
El Transnational Institute (TNI) desarrolla análisis de vanguardia sobre cuestiones de importancia global, construye alianzas con movimientos sociales de base y elabora propuestas para un mundo más justo y sostenible.
P. ¿Cómo valora el fracaso de las grandes cumbres climáticas, como la de Copenhague, o los acuerdos tibios y no vinculantes de Cancún?
S.G. Lloré cuando conocí los resultados. Este es un tema que no me deja dormir. Irreversible no pero el tema del clima no es como otro, no se puede decir “me equivoqué” y volver atrás. La política ambiental debe ser fuerte y necesita mucha presión, no puede salir de la agenda cuando se acaba el encuentro.
P. ¿Nos ilusionamos en exceso con Obama? Y ahora ¿los estadounidenses han perdido la esperanza?
Con Obama también lloré cuando salió elegido pero por distintas razones por las que lloré con los resultados de Copenhague. Es difícil que los europeos entiendan lo que pasa en Estados Unidos. En Estados Unidos el 24 por ciento de la población cree que Obama es el anticristo, el 57 por ciento cree que es musulmán, el 67 % que es socialista… una locura, pero sigo. El 28 % piensa que está imitando a Hitler y el 45 % que no es estadounidense. La política es muy rara en los Estados Unidos.
P. Entramos en el tercer lustro para el fin del plazo que estableció la ONU para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio ¿queda esperanza aún?
S.G. Con este sistema, desde luego que no y menos con cinco años que quedan de plazo. Quizás dentro de 130 años, si esto sigue así, habremos sido capaces de conseguir algo.

Manipulación de los Medios de Comunicacion


Un Ejemplo:

Primera Parte:


Segunda Parte:


Tercera Parte:


10 Grandes Mentiras MEDIATICAS Sobre Israel: