“El libremercado supone una lucha entre el sistema social y el tributario”
Tomado de: Entrevista con Susan George
Susan George pone de relieve las contradicciones del modelo de
reforma de la UE y su política comercial; la globalización neoliberal y
las relaciones norte-sur.
Susan George, activista social, filósofa, escritora y presidenta del Comité de Planificación del Transnational Institute,
fundadora de ATTAC y pionera del movimiento alterglobalizador. Inauguró
en Málaga el ciclo de conferencias titulado Crisis Económica y
Financiera. ¿Hay alternativas? organizado por la Oficina de Información
Europea de la Diputación de Málaga, en colaboración con FAMSI.
En su discurso puso de relieve las contradicciones del modelo de
reforma de la UE y su política comercial; la globalización neoliberal,
la organización del comercio mundial, el papel de las instituciones
financieras internacionales y las relaciones norte-sur, aspectos en los
que ha centrado sus denuncias públicas y sus diversos libros, traducidos
a más de 20 idiomas. El Informe Lugano, uno de sus libros más conocidos, va ya por su 14ª edición.
Pregunta: Ya en el año 2001 usted afirmaba que el comienzo del
fin de los más graves problemas empezaba con la formulación de dos
preguntas. Una de ellas, ¿Quiénes son los responsables de la crisis
actual?. Desde entonces ha pasado casi una década ¿hemos sabido
responder a esa pregunta?
Susan George: Hace mucho tiempo que no leo el Informe Lugano
pero si estoy segura de la responsabilidad del grupo de Davos. Ellos
son los principales actores de la industria y la economía y los
gobiernos actúan a favor de este grupo, incluso los socialistas, como es
el caso de España, más cercanos al neoliberalismo. Sobre las causas de
la crisis va mi último libro que se titula “Crisis suyas, soluciones
nuestras” en el que expongo que la elite económica mundial reunida
alrededor del Foro de Davos es el principal actor en la crisis económica
y financiera.
P. Se calcula que con los 700 mil millones gastados en EEUU para
rescatar a los bancos, aliviaríamos el hambre en el mundo y sobrarían
fondos. ¿Cuál es su propuesta?
S.G. El de los Estados Unidos es un mercado desregulado. Había un
libre mercado con reglamento y regulación pero los bancos gastaron cinco
mil millones de dólares para acabar con esaregulación y de esa forma,
hacer lo que quisieran. En definitiva, de ahí viene esta crisis. Y se
agrava con la preocupación de los gobiernos por el déficit del Estado y
no por el déficit de los individuos.
Mi propuesta es socializar los bancos. Sobre todo aquellos bancos
que han sido rescatados con dinero público. Es justo exigirles el
préstamo de un porcentaje de las cantidades que han percibido.
P. ¿Queda en entredicho el libre mercado?I
Es que tal y como está planteado supone una lucha entre el sistema
social y el tributario. La competencia entre ambos es cada vez más
férrea.
P. En su teoría de los círculos concéntricos sitúa a las finanzas
por encima de todo y sobre todas las cosas. El planeta no es más que un
mínimo punto en la escala de intereses. ¿Cómo invertir el orden de los
círculos?
S. G. ¿Cómo se hace esto? Invertirlo todo con alianzas, con otras
personas y entendiendo los problemas, ¡es imposible hacer política si la
gente no entiende cómo les están explotando! Si no queremos
suicidarnos, debemos poner al Planeta en la base superior de los
círculos concéntricos, en la situación privilegiada. A continuación
debería estar la sociedad que tiene que obedecer las reglas de la
biosfera y para ello, necesitamos una economía. Y por último situaríamos
las finanzas porque tan solo son una herramienta.
P. Usted propone una alianza internacional de sindicatos para frenar las consecuencias del neoliberalismo sobre el trabajo…
S.G. Pero no solo de sindicatos. Todo el mundo necesita alianzas en
su defensa de las consecuencias que plantea el modelo. Yo propongo
hablar a la gente de lo que normalmente no se le habla. Trabajadores,
mujeres, agricultores, organizaciones para el desarrollo, medios de
comunicación, ecologistas… no debemos dejar lo que estamos haciendo pero
hay que aunar esfuerzo. ¡Es necesaria mucha presión!
P. Desde TNI (Trasnational Institute)
habéis dedicado mucha atención a las políticas locales innovadoras, por
ejemplo, la democracia participativa. ¿Qué papel tienen estas
políticas?
S.G. Sí, tenemos un nuevo programa sobre democracia directa, dirigido por Hilary Wainwright,
investigadora y escritora sobre las nuevas formas de responsabilidad
democrática dentro de los partidos, los movimientos del estado. Ella es
la que impulsa y edita Red Pepper,
una popular revista de izquierdas inglesa, y ha documentado numerosos
ejemplos de movimientos de democracia renaciente desde Brasil hasta
Inglaterra y las lecciones que esto desempeña sobre las políticas
progresistas.
El Transnational Institute (TNI) desarrolla análisis de vanguardia sobre cuestiones de importancia global, construye alianzas con movimientos sociales de base y elabora propuestas para un mundo más justo y sostenible.
P. ¿Cómo valora el fracaso de las grandes cumbres climáticas,
como la de Copenhague, o los acuerdos tibios y no vinculantes de Cancún?
S.G. Lloré cuando conocí los resultados. Este es un tema que no me
deja dormir. Irreversible no pero el tema del clima no es como otro, no
se puede decir “me equivoqué” y volver atrás. La política ambiental debe
ser fuerte y necesita mucha presión, no puede salir de la agenda cuando
se acaba el encuentro.
P. ¿Nos ilusionamos en exceso con Obama? Y ahora ¿los estadounidenses han perdido la esperanza?
Con Obama también lloré cuando salió elegido pero por distintas
razones por las que lloré con los resultados de Copenhague. Es difícil
que los europeos entiendan lo que pasa en Estados Unidos. En Estados
Unidos el 24 por ciento de la población cree que Obama es el anticristo,
el 57 por ciento cree que es musulmán, el 67 % que es socialista… una
locura, pero sigo. El 28 % piensa que está imitando a Hitler y el 45 %
que no es estadounidense. La política es muy rara en los Estados Unidos.
P. Entramos en el tercer lustro para el fin del plazo que
estableció la ONU para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio
¿queda esperanza aún?
S.G. Con este sistema, desde luego que no y menos con cinco años que
quedan de plazo. Quizás dentro de 130 años, si esto sigue así, habremos
sido capaces de conseguir algo.
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